En la vida, hay varias cosas, que cimentan un camino,
es una presencia sólida... o es caminar en suspiros.
Las certezas son concretas, lo demás... es ilusión,
elijo el camino recto, que no dañe el corazón,
Prefiero las margaritas, más sencillas y accesibles,
que la rosa misteriosa, tan frágil e impredecible.
Salir de la espera eterna, que no lleva a ningún sitio,
cuando las horas me alertan, de alejarme del suplicio.
¿Dónde perdí los momentos que creía en los regresos?
¿Cuándo ganó la desidia, silenciando eso tan tierno?
El cansancio se ha instalado, entre peros y silencios,
pero yo voy a quererme, para ignorar los desprecios.
Tal vez, me faltaba ver, unas hojas más del libro,
para entender que es real, lo ya se me había dicho.
Y será esta madrugada, el comienzo de un alivio,
cierro las ventanas viejas, donde se abre un abismo.
Ese péndulo de hipnosis, se quebró, como es debido,
las palabras no son hechos, es de un corazón cautivo.
Tal vez, sí camine sola... tal vez, tenga otro destino,
pero no seré una opción, de trasnochados delirios.
Penélope, no es mi nombre, no tejeré un infinito,
acomodo lo que queda y me guardo lo vivido,
pero, no puedo aferrarme a un lugar que no sea mío,
porque todo se marchita, con un ciclo repetido.
También, debo perdonarme, por insistir en lo mismo,
cuando no hubo verdades, en mi bello paraíso.
Con los pies sobre la tierra, detrás de los gruesos muros,
me sanaré de este intento, por rescatar un absurdo.
Norma.