mirar, ver esa luz, no ver los labios.
Sentir, parar el tiempo en un instante,
abrir un paso al sol... un cuento amable.
Cambiar, parar la voz de la cabeza,
ahondar, y ser mejor que aquella esencia.
Confiar, que el corazón está a resguardo,
correr, borrar fantasmas del pasado.
Latir, tomar la vida en un abrazo,
soñar, crear aquello que inventamos.
Calmar, ver la bondad y ser sinceros,
pensar, cuando el perdón se lleva adentro.
Caer, y estar de pie con las heridas,
tomar, prenderse al tono que se elija.
Barrer tanta miseria y desespero,
besar, el libro anclado a los recuerdos.
Creer, y hallar la paz en una siesta,
unir esos retazos que se niegan.
Beber el agua mansa y cristalina,
pedir, que el cielo se abre en cada esquina.
Traer, y ser capaz de dar sin deuda,
bailar en el reloj de las enmiendas.
Oir, esos latidos de la sangre,
ceder, y ser más fuerte que el encuadre.
Vivir, lo que se trae por legado,
borrar en los inicios impensados.
Oler, y usar los dones del sentido,
parar, luego observar, y ser más digno.
Para ganar, hay que perder... cruda ironía,
volar, buscar la tierra prometida.
Abrir el pecho al corazón, no tiene precio,
moldear, y darle forma a lo más bello.
Norma