las mañanas, son suspiros de relojes desde el alba,
y las tardes, son la urgencia, de ese tiempo que se acaba.
Por las noches, ese insomnio recurrente en la mirada,
la ternura de un recuerdo, y esa voz que no se iguala.
Con el sol se abre ese día, de sonrisas más cordiales,
porque nadie es culpable de un dolor inconfesable.
La memoria se revela, no permite que la ignoren,
y se abraza con más fuerza, resguardando sus pasiones.
Las verdades, no son obvias, son fantasmas que no callan,
que no comen, que no duermen y se filtran desgarradas.
La verdad, es que hay personas que no pueden ser borradas,
porque son irreemplazables, indecibles... preservadas.
Esta luna en sus silencios, no claudica en sus palabras,
lo que hubiera prometido, lo sostiene en sus espaldas.
Si el mutismo es muy amargo y no encuentra la salida,
la esperanza, en sus gritos, se destroza entre diatribas.
Mi verdad, ese misterio, que escondí de otras miradas,
solo a quien he confesado.. los demás, no saben nada.
Y los reproches surgieron, por no dar lo que esperaban,
¿Y cómo mentirles tanto, si mi corazón se ahogaba?
Mi verdad es más sincera, porque a solas ya no engaña,
solo espera a quien espera... y tal vez ya no haya nada.
¿Si uno no quiere, dos no pueden?, es verdad y es la muralla,
Prefiero no herir a nadie, porque no quiero ese karma.
Norma Marchetti
