Hoy desayunaba... bello ese silencio,
dulzura del sol, se acopló a mi tiempo.
Trinos sigilosos, batiendo sus alas,
observo... agradezco, por la paz soñada.
Todo es perfecto, ausencia de nubes,
y sentirme a salvo de lo que me obstruye.
Y todo es muy suave... cuido sentimientos,
descartar lo malo de mis pensamientos.
Tal vez, me cuestionen... elijo que quiero,
dirán que me cuide... y eso pretendo.
Y tal vez, no he visto todas las banderas,
pero he aprendido... batallé en mis guerras.
Mi casa, mis hijos, e inmenso trabajo,
noches sin dormir... llanto maquillado.
Y ahora me ven, ¿Creen que fue fácil?
El cielo es testigo... pude levantarme.
Un ángel me guía, susurra a mi oído,
ya no habrá engaños, desvelos, ni hastío.
La calma me abraza, no fuerzo al destino,
será lo más noble... lo que quede escrito.
Y cuando en las noches, me gane el cansancio,
contaré a mi almohada, que al fin he triunfado.
Que no habrá más cuentos, serán mis verdades,
Y... ¿Cómo ha podido corromper su imagen?
Perdono y libero lo que han corroído,
¡Personas tan ciegas!, se han confundido.
La que dominaba, y ponía mordazas,
y la que jugó, cuando todo daba.
Y estarán mis pasos pisando seguros,
y será cosecha, mi lugar... mi surco.
Caricias del aire, sonrisas sin tiempo,
será muy bonito... es lo que merezco.
Norma