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viernes, 27 de junio de 2008
A mis hijos.
A mis hijos yo les dejo
lo que elijan de mi vida.
Tal vez una tarde alegre,
un beso o una sonrisa.
Yo les ofrezco mi tiempo,
mi experiencia y mi fatiga.
No puedo darles riqueza,
sí mi amor y hasta mi vida.
Y les pido humildemente
que sean buenas personas,
sanas de corazón,
grandes en simpleza y obras.
Busquen a Dios como guía
y que el dolor no los quiebre,
siempre hay otra oportunidad
para el que persevere.
Menta fresca, sol y luna,
fruta fresca, tierna flor,
prados verdes, rosas blancas,
campos sembrados de amor.
29/5/98
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