En la corte del silencio,
viven voces sin gargantas
que se beben la ironía,
donde el reposo es tumba
de melancólicas muertes
y mis manos van vacías
arañando mi presente.
Donde se aferran mis ojos
a esa última mirada,
al abrazo mutilado
que se tatúa en mi espalda.
Estas alas que se agitan
sin fantasmas del pasado
y se adormecen de intentos...
y se resguardan del llanto.
Este frío no es de invierno,
es mi pecho sin su fuego...
los ventrículos resecos,
en las sístoles mecánicas
de los días y sus yerros.
Me maquillo una sonrisa
sobre mi cara lavada...
una flor en el cabello
para dejarla en la almohada.
Y acomodo mis hombros,
para caber en tu pecho...
y soy esa gota de agua
sobre los labios resecos.
Y por las noches me apago
sobre mis sábanas blancas...
solo serás un recuerdo
cuando despierte mañana
y le reproche a mi cuerpo,
esa entrega desmedida
y me deshaga del tuyo...
como puñal de una herida.
Norma Marchetti
21/2/12
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