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lunes, 30 de junio de 2008
La balanza se inclina.
Todo es ganar y perder, todo es hablar y escuchar,
y la balanza se inclina una y mil veces... y más.
El silencio guarda voces, miedosas y acurrucadas,
y en calabozos de acciones, se agolpan las buenas causas.
Siluetas a contraluz, anónimas muchedumbres,
dictámenes bifurcados, sin un atisbo de lumbre.
Soluciones momentáneas, placebos para la cruz,
que se esfuman en los tiempos, ensombreciendo la luz.
Como trágica escultura, con los brazos extendidos,
como súplica constante, que no llega a los oídos.
las miserias se triplican por cada intento de ayuda,
y se perturban las mentes por la codicia y la gula.
En el inicio el silencio y tras de la calma la vida,
que se dispersa hasta donde, sólo el oxigeno habita.
Las formas y los colores se fusionan muy de prisa,
y evolucionan especies perfeccionando sus crías.
Albor de un sol para todos, tormentas valles y brisa,
tierra fértil y agua fresca, mares, cielo y llovizna.
Una heredad con sus ciclos, calculados y correctos,
donde no hay seres iguales... aún de un mismo género.
El humano se despliega y fragmenta los espacios,
sin respeto, la codicia, lo transforma en un avaro.
Los cerebros más brillantes se debaten en dos polos
o amparan la humanidad... o se apoderan de todo.
Las conciencias oprimidas por miedo, egoísmo y odio,
no logran concientizarlo, del riesgo de perder todo.
Nos salvaguardan los nobles, soñadores, idealistas,
poetas, sabios y locos, héroes, justos y optimistas.
10/1/06
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