1997.
Ya termina un año más
y no es uno más en mi vida,
fue muy lindo conocerlas
en reuniones compartidas.
Acercarnos a Jesús
nos enseña a ser mejores,
para educar nuestros hijos
con Dios en los corazones.
Pronto sus “grandes amores”
recibirán a Jesús.
Su esfuerzo no fue en vano
porque fueron sal y luz.
Cuando llegue Navidad
abran más sus corazones,
y desterrando las penas...
disfruten con amor sus dones.
17/11/97
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