
Gente en las calles.
Un grupo de humanos, conjunto de seres,
que llenan lugares aún estando ausentes.
Que corren miedosos
sin piadosas redes.
Te cruzan, no miran,
te empujan y pasan,
recorren las calles
y no dejan marcas.
Absurdas plegarias a un dios de metal,
vacían sus almas...
y dejan de amar,
por cada centavo que puedan guardar.
Yo miro a esas mazas
de androides suicidas,
que fuerzan sus mentes
a seguir con vida.
Nada atesoran para la vejez
y la indiferencia se inclina a sus pies,
como cruel cosecha de la estupidez
que les corrió un velo cuando debían ver.
29/2/96
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