
Tiempo.
Las edades son los días
que acumula el calendario,
y las vivencias, la llama
que brindan su luz a diario.
Un minuto en nuestra vida
puede confortar el alma,
un suspiro en la pradera,
un manantial de calma,
o la mirada serena
de quien nos protege y ama.
No son los años los que suman
los sabios o los más nobles,
son experiencias que forjan
a fuego sus corazones.
Fuimos creados eternos
y por ambición desmedida,
se nos quitó el privilegio
y se fraccionaron los días.
Por eso el tiempo no es más
que el error de la codicia,
pero nos quedó el placer
de un beso o una caricia.
Si en el alma tenemos
un lugar para los sueños,
los pimpollos serán rosas
que no perderán sus pétalos.
6/6/01
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