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miércoles, 25 de junio de 2008



La playa.

En la gran espesura azul,
crece un remolino gigante y salvaje,
que al entregar a las rocas
su fuerza inaudita,
lanza un suspiro... y se expande.

Brilla cálida y dorada la arena,
y un rumor de paz me invade,
mientras se moja romántica y serena,
en ese mar... que sus misterios sabe.

Dulce y tranquila, una gaviota vuela
surcando el mar... hasta encontrar el sol,
y de sus alas brotan melodías...
y de sus notas, nace el amor.

Y después, al mirar esa ternura
con que acuna a la luna el mar,
murmuran nuestros labios la promesa,
de amarnos... hasta la eternidad.

4/2/81

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