Cadencia de brisa casi imperceptible...
Columna del viento echando raíces.
Destellos dorados... cálido el silencio,
premura y paciencia bajo un mismo cielo.
Los campos inmensos, verdes, despejados,
hálito del verbo... presente y pasado.
Mansedumbre y calma en el prado nuevo,
la luna se avista suave sobre el velo.
Se huele un perfume que eleva el latido,
enciende la tarde y se vuelve cirio.
Aletea y esboza caricias sin cause...
bordea la forma e ilumina el talle.
La piel se refugia detrás de los sueños...
sueña que es de seda y cautiva el eco.
Los pies se deslizan en la danza lenta
que abraza y contiene ondulando cerca.
Destello en la noche... frente al paraíso,
reestrena el acorde cerrando el abismo.
Compulsivo y manso el sol se distancia...
para ser perpetuo al clarear el alba.
Norma Marchetti
14/3/11
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