La tristeza se hace añicos tras su paso,
el misterio es un suspiro en el ocaso.
Las caricias son el agua que exonera...
la sonrisa es el fruto de la espera.
Y me abro al dulce embrujo de lo simple,
y me lleno de verdor en lo invisible.
Y acepto que no soy más que otro humano,
en la búsqueda sencilla del abrazo.
El aroma de una flor en el desierto,
lo común de un sentimiento verdadero.
El vaivén de alguna hoja entre la brisa,
la canción que sembró rosas sin espinas.
Unas alas transparentes en la espalda,
un temor a no encontrarme con mi alma.
La franqueza de exponerme en mis defectos,
caminar de pies descalzos en los sueños.
Y si el cielo no se abriera en mi universo,
y si el tiempo se me burla en el intento,
no me importa, yo encontré lo que buscaba...
no me importa, si esto amo más que a nada.
Norma Marchetti
30/5/11
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