Sola, en este mundo de delirio y pena,
sola, y me acostumbro a esta gris condena.
Sola, la soledad me ha razgado el alma,
sola, mientras despego de esta telaraña.
Sola, en mi postura de no ser venganza,
sola, en las noches que buscan mañanas.
Sola, el corazón se agrieta de reseco,
sola, de ilusión en los negados besos.
Sola, en la escarcha que cubre mi cuerpo,
sola, en la estación que olvidó el viento.
Sola, en el tornado de palabras huecas,
sola, en la distancia que fijo su esfera.
Sola, en la impiedad de un perfil ausente,
sola, en la verdad de este vil presente.
Sola, en la longeva pose del destierro,
sola, en los detalles sepias del recuerdo.
Sola, en las manos agrietadas del olvido,
sola, en las llagas condenadas del presidio.
Sola, en las lagrimas que fluyen a destajo,
sola, en la aspereza que se lía al letargo.
Sola, muerte blanca de crueldad y de ironía,
sola, parca agreste que estrangula la poesía.
Sola, aguijón del cruel abrazo denegado...
sola, en el dolor de mis pies ensangrentados.
Norma Marchetti
7/5/11
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