en ancianos años, como en mis quimeras,
donde se culmina la etapa del llanto...
donde la sapiencia descansa de enfados.
Se marchitan hojas... y la vida pasa,
un cierto suspiro anida en la calma.
El silencio es sabio... o mal consejero,
un amigo errante que oprime el aliento.
Nada se ve igual... todo en transiciones,
ya no hay pasamanos, ni pisos, ni bordes.
Huracán de voces abriendo fronteras,
y yo en estos ojos muriendo de pena.
Es fuerte el oleaje que sacude el agua,
que impone derechos sobre otras almas.
La carrera es cruenta y el ego se instala,
de tanto egoísmo... algunos se apartan.
Me ahogo en versos... y quedo obsoleta,
creo estar en luces... pero estoy a ciegas.
Las caretas brillan y venden fachadas...
yo, en blanco y negro miro... no veo nada.
Observo la escena... pero estoy afuera,
ya no se si quiero unirme a la apuesta.
Soy tan transparente, que no soy ni brisa,
a veces soy fuego... o soy mis cenizas.
Busco sin un Norte la estrella azulada,
esa, la del cuento que escribí en mi infancia,
la de otro siglo, la que fue utopía,
la ya no he visto... porque no existía.
Ávida de historias y verdades nuevas,
me siento a un costado de mundanas guerras.
Defiendo vehemente lo que creo cierto...
no entiendo que pasa en el mundo ciego.
Norma Marchetti ♡
29/01/17
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