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viernes, 23 de febrero de 2018
Cuando se abre el cielo
Ese amigo extraño de implacable forma,
ese gesto adusto anclado a su sombra.
Un espacio enorme casi imperceptible,
un peso en los hombros sobre cicatrices.
Reflexión sin rostro, ni audible reclamo,
la espera es el tiempo para algún milagro.
Los pasos no avanzan sobre el laberinto
que se mofa artero cerrando caminos.
La quietud no es manso ribete del viento,
es la voz callada que advierte en silencio,
es la huella inerte de fluido interno...
es músculo activo palpitando adentro.
Respirar tan hondo que se apague el fuego,
hundir las raíces hasta el universo,
proteger la espalda de puñales diestros
y escuchar al alba cuando se abre el cielo.
La locura impera como hoja al viento,
pulula en el grito de los desencuentros,
se esconde en el lodo y parece tierra,
crece entre cultivos... se filtra en la hierba.
Padres sin abrazos, hijos sin bondades,
miradas perdidas que no encuentran pares,
crueldades sin tono, estrechez de ideas,
el amor es bote flotando en tormentas.
Borrar esos motes, valorar la esencia,
defender las caras tras de las caretas,
poetas, humanos, locos... iracundos,
diversos e iguales con miedos vetustos.
Norma Marchetti
23/02/18
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