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domingo, 29 de junio de 2008



En un mismo idioma.

Escuché tu voz y me convenciste,
tomaste mi mano y me condujiste.
Casi sin quererlo confié en tu mirada,
y me deslumbró tu fina elegancia.

Como caballero o juglar romántico,
entraste en mis sueños y mis arrebatos.
Eras casi un calco de lo que soñaba
y tus osadías me alucinaban.

Fuiste inspiración de muchas poesías,
por ser el inicio de una nueva vida.
Buscaba tus manos como referente,
sin saber siquiera que en verdad existieses.

Grandes decisiones tomé entre tus brazos
y cada discusión me hacia pedazos.
Nunca un sentimiento me agitó tan fuerte,
ni se apoderaron de mi cuerpo y mente.

En las controversias se tensan los lazos,
pudiendo afinarse o hacerse pedazos.
No pudo la gente, el hambre o la carga,
hacer que se apaguen las luces del alma.

Dos polos opuestos, un solo camino,
dos que aún se aman en distinto ritmo.
Que a pesar de hablarse en un mismo idioma,
riñen por lo mismo, pero no lo notan.

Y la madurez nos va revistiendo,
y con sensatez nos conduce a un medio.
Nunca entregarse se transforma en reto
y solo el amor impulsa el intento.

8/2/05

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