traductor

sábado, 9 de agosto de 2008

Amores Son disímiles amores los que construyen la vida, los que sostienen la carga, los que le aportan caricias. Los que demandan el tiempo de brindarse compañía, los que en miradas entregan los impulsos de otro día. Nos vulneran las defensas, nos limitan las partidas, nos devuelven la confianza confiriendo una sonrisa. Como oxígeno a la hoguera, como agua en la campiña, como sol tras la tormenta, recuperando su estigma. Como vínculo sagrado, más allá de las fronteras, como enlace, que silente, se nos instala en las venas. Como luz en la neblina, como aurora en la mañana, como abrazos entibiando en las gélidas distancias. Y así se transmutan los roles, se fusionan, se liberan, se distienden, se deslían, se enfatizan… y menguan. Te rodean con su aroma, su suavidad… su ternura, su sensatez, su belleza… o sus cándidas locuras. Los amores son legados que noblemente eternizan, más allá de los vaivenes que nos agitan los días, más allá de las promesas, los errores, las partidas, los enojos y finales… que te arrebatan la vida.

lunes, 4 de agosto de 2008



El estandarte en el cielo


En mi ignorancia de credos e insuficiencia de dogmas,
mis silencios partidos entre sentidas estrofas.
Con la conciencia abatida por tanta carga forzada,
con las tristezas de siempre sobre razones veladas.

Me estrecho en el egoísmo de la ambición desmedida,
negadas manos que emergen de la inconciencia masiva.
Con los cómplices de siempre apostando en al partida
y la exigida ceguera por conservarnos con vida.

Con las excusas pactadas para acallar tanta herida
y las esquivas miradas ante las causas perdidas.
Con los olvidos latiendo en las venas extenuadas
y los cimientos quebrados por la fe desmoronada.

Con la grandeza del tiempo diseminado belleza,
sobre los campos fecundos repartiendo su riqueza,
sobre los cerros del norte, sobre las playas del este,
o desde el sur los glaciares, como diamantes celestes.

El estandarte en el cielo… y su reflejo en los lagos,
como el cóndor con su orgullo en los Andes encumbrados.
Y el Aconcagua imponente como un hito entre las nubes
como el coloso latino emergiendo entre las urbes.

Mar Argentino y sus playas, junto a sus puertos y faros,
su amplio río de plata, con sus brazos extremados.
La puna, esteros, valles, selva, desierto y quebradas,
nieves eternas y espejos… en virginal tierra helada.

En carmesí sus manzanas, en tricolor sus viñedos,
con el dorado de espigas y los verdosos del suelo.
Un paraíso en imagen… con generoso denuedo,
pero sus hijos padecen… la avaricia de los necios.


4/08/07