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domingo, 28 de noviembre de 2010

El brazo del hombre Fervorosa gema que guardo en mis manos, las letras seducen el color deseado, El tiempo detiene su tramo... y ensambla, la azarosa brecha detrás de la escarcha. Allá en la distancia se despierta el verbo, el brazo del hombre destierra los miedos. Dominio del viento sobre las arenas, oasis del alba... corazón en rejas. Reconoce el cause del lago en el bosque, orquídea salvaje que se enlaza al roble. entorna los ojos por la luz del cielo, se abre en suspiros... nácar en su pelo. Reviste de encaje la noble entereza, se revela al juego que pactó la tregua. Clavijas que ajustan corazón y alma, las manos que afinan la infinita calma. Sobre suaves rasos se cosen las perlas, adornan puntillas, rosas y otras sedas. Sobre el trino escueto de la madrugada, se abren telones, cercos y murallas. El sol en su trono... séquito y belleza, el tono azulado detrás de su gesta. Mágico el idilio que se abrió en poemas... las letras brotaron corriendo en sus venas. 28/11/10
El celado encanto Antorcha de fuego que crece en las sombras, se enjugan los ojos detrás de las sombras. Extiendo las manos sobre ese refugio, lacrado en el sueño que mece capullos. Pasiones volcadas en hojas sin mancha, traslúcidas voces sobre las distancias. Distiende su cuerpo, se amolda en su aura, descansa del rayo que cayo en su alma. Plácida la noche se viste de encanto, se aferra al presagio que limpió con llanto. Tan puro y sincero que abre camelias... describe en su pulso la vivaz espera. Sensible en los trazos, frasea utopías, adulta la carga que mordaz obliga. Viste de coraje su última prueba y enlaza vertientes de imprevista apuesta. Ahora me fundo... me fijo en la escena, colores se abren... matizan la tregua. Caricias del aire... suspiros... esquelas, abrazo que asiste en ritual vehemencia. Se alza en la luz que habitó su ocaso, calidez de luna cuidando lo escaso. Las flores perfuman el celado encanto... la rosa más blanca del jardín vedado. Narcisos y orquídeas danzan en la brisa, el tiempo seduce en virtual sordina. Miradas del lago que hechizan perpetuas, refleja los tonos del color que engendra. Audaz y atrevida camina en su calle, acelera el ritmo de su sangre en jade. Se afirma serena... enfrenta la pena... le roba al instinto una pose nueva. Norma Marchetti 22/11/10