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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Detrás de mi cara


Descorriendo el techo,
abriré ventanas,
cambiaré los muebles
de la vieja sala.

Hundiré mi espalda
sobre las corolas,
un suave sonido
me abraza en las sombras.

Las cartas mezcladas,
las palmas arriba,
elevo plegarias...
el cielo me abriga.

En letras extrañas
describo mi pulso,
que impulsa el arribo
de lo que no oculto.

Mis ojos abiertos
desmenuzan tramas,
alerta el sentido...
se abre en la pausa.

Escalera al borde...
asciendo con calma,
en pequeños tramos...
mis huellas lacradas.

Un paisaje ajeno
con puerta de entrada,
ofrece el futuro
una imagen plana.

Oídos atentos...
la escena alterada,
me guardo los ases
detrás de mi cara.

Todo lo perdido...
el amor... la trampa,
el instinto intacto...
voy hacia el mañana.

Norma Marchetti
28/11/12

domingo, 25 de noviembre de 2012

El pequeño cajón vacío


¿Quién  no tiene un cajón vacío?... un espacio en esa geografía imposible de plasmar por medio de la cartografía... un espacio sin tiempo, guardado en el fondo destemplado de las sombras... una escena en desnivel, un castillo en el reloj de arena... la ausencia sin imagen, un lugar de reclamo enmudecido, un bolsillo   sin abrir. Un laberinto sin salida, una ruta inexplorada, esa línea punteada en las vocales por completar... un cielo sin destellos... siempre azul, sin un matiz... el hueco oculto sin lugar para otra cosa.
 Algunas veces, describo al corazón, como el lugar donde se guardan y protegen los sentimientos... los seres que impulsan nuestro ritmo cardíaco, una función no reconocida desde lo fisiológico, un sitio que lo seres sensibles le otorgamos dentro del cuerpo. Algunos lo describen como "una bomba muscular del tamaño de un puño, que hace circular la sangre por todo el cuerpo"... yo, en mi delirante y novelesca visión, lo describo como un habitáculo con varios cajoncitos, de diferentes tamaños... el de los padres, tiene capacidad para más de dos, porque algunos aman a sus padres del corazón o a quien cumpliera con esa abnegada tarea... el de los hijos, sin capacidad determinada, el de los amigos, que en ocasiones parece estar completo y en otras algo despoblado... y así, con cada persona que consigue penetrarnos esa capa dura de la piel... incluso los recuerdos, tiene lugares más o menos privilegiados, algunos se visualizan algo amarillentos en contraste con aquellos que aún parecen vivos... pero hay uno en especial, que es muy pequeñito, que alberga solo a una persona a la vez... porque cuando el sentimiento termina, pasa a otro compartimento... es el de ese compañero/a de vida, que nos impulsa, que nos desarma, que nos vulnera y revive. Es un cajoncito muy especial, que no tiene más capacidad que para una persona, aunque algunos pretendan hacer coexisistir a dos o más... y eso no es posible... en tal caso, todo funciona mal y alguno resulta dañado... o simplemente la gran incomodidad lo obliga a abandonar ese diminuto receptáculo. Duele, cuando acomodamos a alguien que no quiere permanecer y duele, incluso, en el vacío.
 Algunos pueden no compartir mis ideas, pueden tildarme de idealista, etc. etc., pero a pesar de todo, soy lo que elijo... porque así lo quiero y amo lo que amo, porque así lo siento.
 Cuando estrecho cajoncito queda vacío, por miedo al dolor o por abandono, solemos correr en busca de placebos, de amores diferentes, diversiones, distracciones de cualquier tipo, incluso perder la conciencia en adicciones absurdas, que en definitiva... nunca llenan ese abismos del pequeño cajón vacío. En resumen... nada ajusta en un lugar hecho a medida para la persona indicada y el silencio de la ausencia retumba en los oídos... cuando la música termina, el bullicio de otras voces se aplaca y el dolor se acentúa como punzada en el centro del impulso, marcando un soledad imperceptible, pero aguda y profundamente íntima.

Norma Marchetti
25/11/12
 

Me voy...


La sombra del dolor desgarra adentro,
un tiempo de  morir en mi verdad,
un pacto con mis venas, desde el llanto,
un vínculo en vacío...con mi paz.

El precio del perdón a las ofensas,
un hálito de fe que va a quebrar,
tragándome la hiel de los desplantes...
me fui con ese abrazo a mi lugar.

Y vuelvo a claudicar en mis intentos,
la vida es un fragmento a transitar,
los fallos, me acobardan entre sombras...
le quitan a mi impulso de volar.

Me voy a acurrucar a ojos cerrados,
me quedo en este amor de dignidad,
el abrazo es a mis hijos, mis pilares,
me voy a recluir de la maldad.

Norma Marchetti
25/11/12



domingo, 18 de noviembre de 2012

En perspectiva


Busco en mi interior el aire escaso,
busco en la demencia la salida,
vuelvo a descansar sin un remanso,
voy siguiendo el son de una utopía.

Fijo el curso nuevo... en perspectiva,
busco posición entre dos faros,
calzo estos zapatos de osadía....
y un vestido azul... del cian, al claro.

Escucho algunas voces desde el viento,
prefiero discernir y ser más cauta,
le agrego algún matiz al pensamiento,
dibujo algunos sueños sin distancia.

La huella, es la que marco con mi nombre,
el tiempo, es pendular y acompasado,
la piel, es ese tacto con el mundo...
lo interno, es la vehemencia en lo que abrazo.

Norma Marchetti
18/11/12

Con paso lento


Otra prueba que me enfrenta...
otra afrenta en mi interior.
Un tiempo de asumir lo que no puedo...
un tiempo de sumar a mi favor.

Secuencias de la vida arraigadas,
cadenas que condenan la razón,
la lluvia que relaja mi impotencia...
templanza en la conciencia y el perdón.

Me pongo un antifaz y salgo al ruedo.
reclamo otro lugar para mi voz,
le resto a mis pisadas esas sombras,
encuentro plenitud en lo que soy.

Avanzo en la estrechez con paso lento,
le acerco a mi pupila otro color,
me niego a ese lugar que no me alberga...
camino introspectivo... al corazón.

Norma Marchetti
18/11/12

jueves, 15 de noviembre de 2012

El lado anverso


Me voy a despertar al son del viento,
despierto de mi voz sonidos nuevos.
La nota en el revés del calendario...
la escena como filo entre mis manos.

Un tiempo de esperar... de ojos abiertos,
el sueño que no fue... y el lado anverso.
La esquirla en el torrente de mis venas,
el lapso en la cordura que se niega.

La mano que se afianza sobre el pecho,
cubriendo al corazón... latido expuesto.
Los labios en sordina... y su misterio...
un salto en la atadura del regreso.

Norma Marchetti
15/11/12

Me llevo mariposas


Estalla la implosión
entre las sombras,
la dura nulidad...
que me desborda.

De tinta la emboscada...
y entre comas,
se quiebra en el desdén...
siembra congoja.

La absurda dilación...
y el verso trunco,
la esquela que quedó
fuera del rumbo.

La búsqueda imperiosa...
y el silencio,
la estéril realidad
de un sentimiento.

Visiones del después...
e intento nulo,
razones vapuleadas...
claroscuros.

Desgarro la atadura...
me libero,
me abrigo en este frío
tan complejo.

Reclama mi interior
el tibio abrazo,
se suelta el corazón...
se abre en gajos.

Prefiero dormitar...
mi mente escapa,
me guardo la pasión
que me desangra.

Y vuelve a repetir
la misma escena,
me acosa ese adiós
tras de la puerta.

Le dejo lo mejor...
me voy al alba,
me llevo mariposas
de su cama.

Norma Marchetti
1/11/12



domingo, 11 de noviembre de 2012

11 de Noviembre


 Buenos Aires, 11 de noviembre de 2012, la mañana esta fresca y el sol no es más que una intermitencia de luz dorada que se insinúa tímido, bajo de ese manto agrisado que viste el cielo... Esta Primavera tan esperada, que ostenta sus bondades veraniegas y en sus intentos, recorre esos ensayos de Invierno... que no le cuadran y se asienta en un Otoño desteñido, desubicado y aburrido.
 Esta mañana de silencio... de soledad elegida, de ambiguas sensaciones... de despedidas necesarias y proyectos obligados... para no morir ahogada en el hueco de la nada... en un lugar prestado que no necesito... en un volver sin sentido, a un espacio de sombra que nunca me correspondió... a un agónico respirar entrecortado cuando debo retener el aire en mis pulmones para los momentos en que se vuelve escaso y viciado.
 Solo Dios sabe el dolor y precio que pagué por esta libertad de mochilas pesadas en mi columna y de piernas cansadas que jamás se detienen... solo Él, sabe que mis apuestas son a manos llenas... sin venganzas... asumiendo el riesgo de perderlo todo... porque la vida a medias, es esperar el tren en un anden y seguir allí parada, aún, cuando el tren cierra sus puertas y se va... es esperar el próximo, con las manos en los bolsillos y el coraje agusanado dentro del miedo, que genera la supuesta llegada del dolor. Y allí quedamos, con los ojos atentos al próximo arribo y los pies clavados sobre el cemento frío del gris andén, que no va a ninguna parte... que nunca se percata de nuestra presencia absurda... mientras las agujas del viejo reloj, giran en un solo sentido... silenciosas, incansables, inconmovibles... insobornables.
 Por esta convicción de apostar al amor, claudico una y otra vez a la pereza y al egoísmo... y yo no sé como de ingenua suena esta declaración... la verdad... tampoco me importa! Yo soy esta persona que elegí ser hace muchos años... y me adapto... y acepto... y me rozo con un sistema que no condice con lo que siento... y sobrevivo... me rearmo... me reivindico.
 Tengo la paz de intentarlo todo, sin pasar los límites... sin dañar... al menos, nunca en forma consciente. Tengo el amor que sembré, con el sacrificio de postergar lo secundario, para doblar mi espalda en la tierra y posponer lo superfluo... y no es queja... es entender que todo tiene un precio y que no tiene que ver con lo material... que la cosecha es acorde y proporcional a la siembra... y eso es todo.
 De aquí en más... la vida, la oportunidad que me espera... los silencios que me aguardan... la felicidad que me corresponda... la dignidad sostenida... el coraje que me queda... los pies que me llevan en el cíclico ritmo       de mi pulso... un sentido hacia adelante... aunque las lágrimas se deslicen o se insinúen sonrisas... cuando el abrazo sea al alma... o a los huesos revestidos de piel...
 Todos somos únicos e irrepetibles... dejamos marcas indelebles... como tatuajes extraños, en las profundidades de un espacio inorgánico, pero que pesa y duele como la más desgarradora herida... o que nos endulza los recuerdos con la sonrisa que se instala sin aviso y esa inconmensurable ternura del abrazo, etéreo y distante... pero que se siente cálido y contenedor.
Las personas no se reemplazan... no hay otra igual.
El amor no desaparece... el sentimiento se acomoda de otra manera.
Los hijos son para siempre... las parejas... mientras se elijan.
El que no vive... esta muerto.

Gracias!!!.
Norma Marchetti
11/11/12

lunes, 5 de noviembre de 2012

La cuerda se afina


Voy a sacudirme el polvo
de este nocivo desgaste,
cuando el lugar no es el mío...
cuando no puedo quedarme.

Cuando la entrada es muy amplia
y las salidas estrechas,
cuando falta la cordura...
cuando la angustia es interna.

Cuando la opción esta afuera
y el corazón no escapa,
cuando se agota la fuerza
y se quiebran las bisagras.

Cuando el latido es muy leve...
cuando la cuerda se afina,
cuando el aire es tan escaso...
que no alcanzan las caricias.

Cuando la pérdida es grande
y el quedarse... un suicidio,
cuando no voy a entregarme
como presa de egoísmo.

Norma Marchetti
5/11/12

Un simbólico alegato


Un espacio en el silencio,
un cerezo en mi vereda,
un capítulo en mi cuento,
varios nudos en mi cuerda.

Un atril para mis versos,
una aurora en mi ventana,
el idioma de los besos,
un abrazo sin palabras...

Una expresión sin vocablos,
sobre angustiadas pupilas...
un simbólico alegato,
al costado de la vía.

Un cansancio desmedido
entre lágrimas calladas,
una duda en los latidos
en desnudas madrugadas.

Norma Marchetti
5/11/12

jueves, 1 de noviembre de 2012

Se aferra el corazón


Crece en mi interior otra carencia,
un tiempo de abrazarme a mi cordura,
la apuesta a otro escalón... en el vacío,
un tiempo de empezar mi cuesta arriba.

Hoy cargo en mi hombro esta tristeza,
la pérdida... el cadáver de algún sueño,
la sangre en mi interior... en esa herida,
me enfrento a las verdades que no quiero.

Y debo caminar aunque no pueda...
y debo hacerle frente a ese demonio,
la frente sostenida hacia el cielo...
las cuentas sin pagar de mis "no puedo".

Las lágrimas latentes... reprimidas,
un frío en mi interior dilapidario,
se aferra el corazón hasta el desgarro...
se aísla en la estrechez del desengaño.

Norma Marchetti
1/11/12