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domingo, 11 de septiembre de 2011

¿Qué le damos a nuestros chicos?

En ocasiones me pregunto, por qué los adultos nos empeñamos en ver los errores de los chicos sin tomar en cuenta su origen... y en esto voy a ser muy clara, no tengo los conocimientos que muchísimos profesionales describen en sus textos con la intensión de orientar a los padres, pero, dediqué gran parte de mi vida a la educación y el cuidado de mis hijos... solo experiencia en dedicación, amor y entrega desinteresada, donde la única y maravillosa recompensa fue verlos crecer y disfrutar del increíble milagro que Dios nos concedió a las mujeres y a los hombres... "compartir la creación". Con respecto a este tema, solo puedo decir, que a mi entender, los chicos no tiene vacíos más o menos grandes según su condición social, pero si las necesidades varían, pero si bien es cierto, que en las clases sociales más bajas, podría sentirse algún resentimiento, por algunas oportunidades negadas por el egoísmo humano.
Pero más allá de todo esto, y tomando en cuenta las demandas de una sociedad que vive en un consumismo descontrolado, donde ciertas marcas son pasaportes de entrada a ciertos círculos, donde es más importante el color del pelo, de los ojos, o de la piel... donde de priorizan los conocimientos y la edad... y se olvidan las raíces... el origen, los recuerdos, las miradas, las emociones y su expresión. Donde es correcto no alterarse... a cualquier precio, donde es más importante no arrugarse que reírse con ganas... con todos los músculos... hasta liberar las angustias... donde algunos son presos de sus cuentas bancarias, su status social y se recluyen en sus barrios exclusivos... y eso enseñamos a nuestros hijos?. Tampoco esto es producto de las demandas insaciables de las clases altas... no, yo conozco también a los excluidos y por extraño que parezca, ellos también se encierran en círculos, donde algunas marcas o estilo de vestimenta, maneras de hablar... códigos, peinados, etc. se transforman en pasaportes de entradas en un mundo que algunos desconocen y no es mejor ni peor en sufrimiento, que otros que se suponen correcto, pero encierran una trastienda de hipocresía que esconde y disfraza una realidad que hasta podría ser igual de dañina para nuestros hijos.
Mientras que algunos sonríen, sin importar cual sea el estado de ánimo real, otros se muestran enojados y protestan hasta sin motivo... porque se supone que están en desventaja y alguien les debe algo... y en ciertos casos es real, pero en otros es comodidad, resignación o el producto de malas elecciones. En ambos casos importan los uniformes y formar parte de ciertas manadas, que corren hacia un mismo sentido, sin importar ideales o sentimientos propios, donde lo único que tiene valor es la "aceptación"... donde el "soy como soy o como siento que quiero ser" esta totalmente reprimido y anulado... donde el peor de los errores, son los dobles discursos... aconsejamos a nuestros hijos con la mejor intención de verlos felices y pretendemos que abracen valores que no condicen con lo que la sociedad (nosotros)les reclama... y en estas contradicciones e hipocresía se crían nuestros hijos, en nuestras ausencias... consecuencia de la despiadada carrera por la superación material de valores y olvidando que un hijo no vive, piensa y siente solo en las pocas horas que podemos dedicarles... que tener un hijo es una responsabilidad impresionante y no solo a nivel laboral... que no estar en un momento importante de sus vidas significa un recuerdo menos en la cajita de los inolvidables, que marcan para toda la vida.
Con esto no pretendo culpar a nadie, todos somo en cierta medida víctimas de lo que generamos, pero hay algo que no debemos olvidar la vida de un chico y su comportamiento "siempre" tiene un origen... algunos hechos nos indignan y en ocasiones fui testigo de comentarios fatalistas, que se basan en el presente de un chico, sin ahondar en el pasado o en la visión de futuro que pueda vislumbrar... este tipo de "juicios"... me sumergen en una profunda tristeza. Nadie puede tirar la primera piedra en esto... ¿Quién no se equivoca en el arduo y exigente compromiso de ser padre/madre?... quien pueda tirar la primera piedra, seguramente no será el mejor, porque no es consciente de lo que esta haciendo...
En definitiva... cada vez que veamos a un chico en el camino de la autodestrucción, o el auto castigo... pensemos antes de abrir la boca y emitir juicios que conformen a unos cuantos... usemos la consciencia y el amor... con esto no digo que podamos recuperar a todos... y debo confesar que esto me duele muchísimo, pero pensemos... nosotros también fuimos chicos y es mentira que ahora los chicos (interiormente)son distintos a lo que fuimos nosotros... a pesar de los innumerables incentivos, tecnología, demandas, exigencias, escalas de valores, olvidos, postergaciones, ausencias y pretensiones de todo tipo a los que los sometemos...
Cada vez que vemos a un chico en problemas o en circunstancias en las que uno supone que alguien les robo el sueño de vivir un futuro, preguntémonos... ¿Qué les damos a nuestros chicos?...