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viernes, 3 de septiembre de 2010

Que regrese a casa Afirmando el pulso… corazón y mano, se caen mis brazos tiesos a los lados. La angustia me aprieta fuerte la garganta… temporal de arena, viento, frío y agua. Y yo tan pequeña en este universo… mis huesos dibujan mi estructura y fuero. Me acurruco y veo estelares mantos, que ocultan las luces que filtran sus rayos. Enmudezco y siento la daga del miedo, que se filtra y me hace derrames internos. Mi rosa desangra su sangre en estrofas, pero cicatriza pétalos sin forma. Ya no es alegría… ni emosión extrema, no puedo pedir más que alguna tregua. Ahora… ¡a los ojos!… a observar su brillo, mordazas de acero sobre lo escondido. Puedo con marañas de historias y tiempo, paciencia y constancia me sobran… y puedo. ¡Nada más difícil que esta batalla!… nada que asegure que hoy vuelvo a casa. Hoy soy lo que fui… o aún seguía siendo… un pacto de luz trazado en el cielo. Un río de sueños… una luna fría… una rosa blanca… y el norte su guía. El halcón en vuelo recibió un disparo… corro entre montañas… pretendo encontrarlo. Resarcir el daño impreso en sus alas… y esperar paciente que regrese a casa. Norma Marchetti. 3/9/10