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martes, 4 de enero de 2011

Cruzando el ocaso Aminora el paso… se aplaca y serena, el curso del río vence a la marea. Se sienta y observa… se abraza al hechizo que guardo en sus manos para el nuevo inicio. Besa ese perfume que ronda en el aire, aprisiona fuerte al sueño en su talle, Acopla su tacto con sutil simpleza y lo deja libre para que florezca. Aprende y reprime el impulso innato, de pedir justicia en un arrebato. Las manos abiertas… los ojos sinceros, el suave refugio para otro intento. Transparente lazo que une lo atado, dos diademas juntas cruzando el ocaso. La cúspide guarda jardines soñados y el brillo en el agua del sol reflejado. Audaz o demente… personal o esquivo, romántico, extraño… poderoso y niño. Perfecta la forma, de un perfil exacto, moldea en silencio el sensible pacto. Hoy un arco iris se arqueaba en el cielo, el ánfora guarda el color y el vuelo. Un sonido suave se almizcla en el pecho, que se descontrola al latir del eco. Norma Marchetti 4/1/11