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jueves, 27 de febrero de 2014

Bolsitas de tela


Me siento a un costado
donde no hay sonido,
un lugar sin huellas
de perfil esquivo.

Un libro sin letras
un arcón sin oro,
bolsitas de tela
para mis tesoros.

Un pulso en la noche
un hueco en el cielo,
los brazos me cubren...
protegen mi sueño.

Colores sin nombre
un nudo en el medio,
voces singulares
me apartan del miedo.

Un banco en la plaza,
varios crisantemos,
la sangre que fluye
a ritmo sereno.

Norma Noemi Maria Marchetti
27/2/14

HOJAS SUELTAS Capítulo III: "Enamorarse en Venecia"

http://elotroblog.pedroarroyo.es/2010/05/mariano-fortuny-fotografo.html

Y tal vez sea esta la parte de la historia más romántica, como robada de la imaginación de algunos autores.
Venecia fue fundada en V a.C. y se incorpora a Italia en 1866 después de años de dominación francesa y austriaca. 
 Construida sobre un archipiélago compuesto de 118 islas y 400 puentes que las comunican entre sí. Posee aproximadamente 150 canales por donde navegan embarcaciones de diversos tamaños, entre ellas, las tan características góndolas, compuestas por 280 partes y en donde cada detalle tiene una simbología muy precisa.
 En Primavera y Otoño, por la marea alta, se inunda dos veces al día la Plaza San Marcos.
 Debido a su inmenso poder cultural, el casco histórico de la ciudad y la laguna, fue reconocido por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad en 1987.
 Una historia de amor... mis abuelos maternos, escenas recreadas en mi mente infantil a través de los relatos de mi madre que yo hoy transcribo desde sus Hojas Sueltas... 
 "En Venecia sobre el agua, terrenos y casas. Ángel Coluzzo y Filomena Giardino, formaron una familia y tuvieron 11 hijos, de los cuales sobrevivieron solo dos hijas, María y Alba Teresa. La peste arrasó con la familia y con muchísimo dolor, padecieron la agonía de ver morir hasta cuatro de sus hijos en un día. Al llegar los rumores de guerra, las mujeres escapan y el abuelo Ángel permanece escondido en su campo a la luz del día, intentando cuidar sus pertenencias, como hacía con sus ollas, jarras y satenes de cobre, que escondía en pozos para preservarlas del saqueo de los invasores. 
 Mi Tía María, se casa cuando mi madre, era la pequeña Albina, que un 7 de Diciembre de 1893, cumplía sus 9 años. 
 Ella nos contaba que cuidaba los gansos que criaba la familia, para vender sus plumas. Una tarde, estando ella con otras niñas que también cuidaban sus animales, comenzó a caer una lluvia torrencial y todas salieron corriendo. Mi madre debía cruzar un arroyo cuidando de que todos los gansos volvieran con ella y a pesar del miedo y lo difícil que resultaba ese desafío, ella recordaba con orgullo que lo había logrado.
 Al cabo de un tiempo, su hermana María, había tenido una nena a la que llamó Ida y el abuelo Ángel estaba muy enfermo, por lo que ella decidió viajar para visitar a su padre (hacía mucho frío) y el abuelo fallece a los ocho días.
 Mi madre (Albina), tenía catorce años y debido a su habilidad como modista, consigue trabajo en el palacio
de la familia Pellozzo, quienes se encariñaron mucho con ella y la trataron como otro miembro del grupo familiar. El matrimonio, tenía dos hijas y ella se divertía con las chicas cantando o acudiendo a bailes.
 Mi padre (Domingo), había desembarcado en Italia con su madre y su hermana. Aprovechaba los días en su tierra, para recorrer el paisaje soñado de Venecia y sus palacios. Una tarde, caminando por sus calles, escuchó una voz que lo dejó impactado y volvió una y otra vez, hasta que un día vio a una hermosa rubia de ojos azules, delgada y muy bonita, cantando en el segundo piso de un palacio y con absoluto agrado descubrió que era la dueña de la voz que lo había enamorado. A ella le había llamado la atención su traje, algo anticuado para la moda europea. 
 Finalmente, gracias a la perseverancia de mi padre, ellos se conocen mejor y después de un tiempo deciden casarse y volver a América, porque mi madre ya tenía veinticinco años y a esa edad, las chicas ya viajaban solas a este continente y ella soñaba previamente con esa posibilidad. 
 Se quedan en Italia un mes y medio, se casan un 31 de Octubre de 1910, pasan tres días de luna de miel en San Miguel, a donde viajan con la madre y la hermana de mi padre. Después parten del puerto de Genova hacía La Pampa, más exactamente a el campo que habían adquirido en la localidad de Eduardo Castex, con la promesa de mi madre de regresar a Italia en tres años para ver a su madre (Filomena).
 En tanto su hermana María, había agrandado la familia con cuatro hijos más: Favio, Juan, Elvira y Angelita."