El infiel, puede ser hábil, o estratega acostumbrado,
pero nunca es un inocente, no es torpe, ni acosado.
El infiel, es un farsante, disfrazado de hombre bueno,
es doble faz en su rostro, desmintiendo cada hecho.
El infiel, no entiende el daño de romper algún acierto,
todo lo que toca, rompe... todo lo vuelve funesto.
El infiel, es la justicia retorcida entre los dedos,
justifica las razones, con hormonado argumento.
El infiel, negará todo, aún, cuando lo estés viendo,
te acusará de su causa, cuando no se puso un freno.
El infiel, es ese socio, que te estafó sin dudarlo,
el que te mira a los ojos... y aquí nada ha pasado.
El infiel, se rinde fácil, buscando llenar sus huecos,
y se cree aún más hábil, cuando descarta sin miedo.
El infiel, va oscureciendo, lo que rosa su estructura,
porque se cree galán y no es más que un caradura.
El infiel, reclama espacios, y avanza en su capricho,
parece un coleccionista, que solo compra suspiros.
El infiel, no es ese hombre irresistible en su paso,
es el que se expone a todo, sin un código acertado.
El infiel, no es seductor, es viperina su farsa,
es el ladrón que vive huyendo, cuando suenan las alarmas.
El infiel, no es ese hombre, con quien sueñan las mujeres,
es esa historia corta, que se olvida... o te hiere.
El infiel, trae una historia, que hace años se avalaba,
cuando mujeres sufridas, lo aceptaban y callaban..
El infiel, no es el deseado ¿Quién acepta las mentiras?
tal vez, por comodidad, por dinero... o apatía.
El infiel, tiene ese grupo, de aduladores perversos,
que disfrutan sus historias, porque el karma es ajeno.
El infiel, es solo un ciego, que solo entrega el cuerpo,
que va usando... y que lo usan... como descarte perpetuo..
Norma.