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domingo, 22 de junio de 2025

Ancestros



¿Cuántos antes de mí, para llegar a estas horas?
¿Cuáles dos han concebido, para enraizar su obra?
¿Cuántos sueños terminados o extendidos en los años?
¿Cuánto amor ha florecido para forjar el legado?


Los ancestros son cimientos con sus aciertos y errores,
son humanos trascendidos, o volviendo por lecciones.
Son la raíz, son el llanto y las sonrisas más tiernas,
somos nosotros mañana, cómo el abrazo a quien llega.


Cómo mí abuelo Domingo, y su padre en la cosecha,
en un barco de ilusiones, hacia La Pampa más cruenta.
Y tal vez, nunca se fueron, y tal vez, solo regresan,
y hoy somos esa sangre, heredada en la consciencia.


Y nosotros repetimos los patrones de imponencia,
mientras que ellos nos guían, para romper viejas reglas,
esas que fueron ancladas en bitácoras perfectas,
esas que piden a gritos, reinventarse con sapiencia.


Un mundo de paz espera, si entendemos esta historia,
para curar la heridas y sonreír con memoria,
para abrazarnos sin miedos... ¿Fueron dos en un inicio?
Si esto nos hace hermanos, recordemos qué se ha escrito.


Las guerras no han sido santas, ni las pestes un castigo,
en esas tierras ganadas, nadie pensaba en los niños.
La crueldad, castigó, ideas... y se vistieron de blanco,
abusaron del más débil y profanaron su encanto.


Las leyes y su inclemencia, por un saco de monedas,
la moral más vapuleada, doblegaba al alma buena.
Y esos gritos de dolor, por un rey o por bandera,
destrozaron muchas vidas, por la ambición más violenta.


Incluso, el mar vio el fuego, de galeones  y bajezas,
de saqueos y piratas, de esclavos y defensas,
sin censura en los abusos, en esa locura expuesta,
cómo ciegos al cadalso, sin que nada los detenga.


Los trabajos a destajo de pequeños sin escuela,
y esas madres con el llanto escondido en su miseria.
Esos hombres en silencio... trabajando en la tormenta,
mientras sus manos sangraban, sin guantes y sin tregua.


La ampulosa  hipocresía de quien finge la empatía,
y aún hoy, existe el hombre que duerme en la plaza fría.
Pero los ancestros ruegan, para que hagamos el cambio,
porque repetir 

Norma

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