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lunes, 16 de junio de 2025

Me dicta la musa

 

                                                          https://youtu.be/X6IQOVYOUGc

Algo indescifrable me sacude ahora,

dos extremos raros, los días se acortan.

Escribe los sueños, es mensaje oculto,

sin drama, sin miedo, no pierdas el rumbo.


Los ecos de un sueño, repito en mi mente,

me dicta la musa... y no se comprende.

Ni bien me despierto, yo solo lo escribo,

sin cambiarle nada, ni comas, ni puntos.


"Puedes ser quien quieras,

no importa que diga la mirada ajena,

no importan los años, ni el reto que siga,

abre bien los brazos a nuevas sonrisas.


Camina sin miedo, huye de las dudas,

conserva ese brillo, que la vida es tuya.

Rompe ciclos viejos y arriesga a futuro,

tu legado es blanco, derriba los muros.


Canta como puedas, baila sin los juicios,

cuenta que es hermoso el viaje a este mundo.

Nada es tan real, moldea tu vida,

lánzate sin miedo... no serás vencida.


Abrazos y besos en las bienvenidas,

porque se abre el cielo... no habrá noches frías".


No sé quién lo dice... pero agradecida,

no sé con quien habla mi alma dormida.

¡Gracias por la fuente que me trae aliento!

¡Gracias por sentir... aunque sea intenso!


Conecta tu infancia a este presente,

antes del tornado, antes del presente.

Esa esencia en luz que nunca se apaga,

viste tu armadura, solo en la batalla.  


Norma.

viernes, 13 de junio de 2025

El viento me dijo...

 


El viento me pide que cierre ventanas y abra las puertas,

que cubra mis brazos, del frío rocío y de la luna nueva.

Esa escarcha blanca, en los pastos verdes, dejará su huella,

y será la aurora,  lejos del aullido... la triste quimera.


Lo que sabe amargo, no será veneno... no será fracaso,

sigue caminando, no pierdas el tiempo, que cuesta ganarlo.

Ahora, ¡Detente!, con esa templanza que traen los años,

hoy te digo... ¡Vuela!, que no te detenga lo vive anclado.


No habrá enojo, no busques venganza, ni juicio apurado,

lo que sí te pesa, es el tiempo muerto... ¿Fue desperdiciado?

"Sin cargos de conciencia", harás lo que debas, sin el sacrificio,

sin carga, sin sueños, sin aquellas voces que traen bullicio.


No busques dolor como autocastigo, por otra mirada,

sí, se que no es fácil, salirse del bucle, que no lleva a nada.

No vas a ser cruel, destruye letras, no has de engañarte,

más te duele a vos, si no cuidas fuerte el amor sin talle.


Y veo los cambios llegando a tu cause, sin pedir permiso,

el humano es frágil, si no ve en su fuerza linaje divino.

Tu cuerpo, tu mente y también tu alma, son un todo mismo,

te llega ese miedo, el dolor y el fuego de encanto efectivo.


Desperdicia el hombre, este viaje hermoso... tiempo restringido,

no mira hacia afuera, viven perturbados por verse más lindos.

El viento lo grita, ¡Tu increíble luz, es irresistible... es tu atractivo!

hazlo como quieras, pero no delegues tus dones... tu brillo.


La llovizna afuera, como tantas veces... también es por dentro,

el viento me dijo... ¡Basta!, ya no corras, suelta, es lo correcto.

Despeja tu mente, descansa, alinea, ordena y ¡Se fuerte!,

lo que sea destino, lo verán tus ojos... sabrás cuando llegue.


Norma.




domingo, 8 de junio de 2025

A PESAR DE TODO... Capítulo 4 "Mis primeros años de colegio"


 Los meses pasaron, y mis padres encontraron otro lugar donde vivir, era como una especie de gran salón o local para negocio, no recuerdo con precisión. Solo sé, que de alguna manera, fue acondicionado para que tomara forma de hogar. Esta vez, un conocido de mi padre nos alquiló este espacio en el frente de su casa y él, con sus tres hijos ocupaban la casa que seguía a continuación, con una entrada lateral, tipo PH.

 No fueron pocos los inconvenientes que surgían, ya que el dueño de casa era viudo, y dejaba sus hijos a cargo de su hija mayor, aunque ella tuviese unos doce años. 

 Mi madre los ayudaba como podía, pero no eran niños acostumbrados a los cuidados y vigilancia de adultos, excepto, en las horas que su padre compartía con ellos, después de una larga jornada de trabajo. Seguramente, su realidad era muy complicada y hacían lo que podían, tenían conductas propias de niños sin límites sanos. En varias ocasiones, mi madre cocinaba de más y les llevaba comida, y así descubrió que los nenes entraban a nuestra casa cuando no estábamos, y se llevaban cosas. Mis padres hablaron con el  padre y él hizo lo que pudo, pero no podía quedarse a supervisarlos y era una historia sin solución. 

 Caminando por el barrio, encontraron un terreno, cercado con alambre tejido, el pasto estaba muy alto y los límites eran escoltados por árboles altos, plantados estratégicamente uno al lado del otro, excepto en los laterales que llegaban al fondo del terreno. Apenas se divisaba una construcción, como una gran habitación, pero sin techo y sin puerta. 

 Mis padres indagaron entre los vecinos, algunos eran muy nuevos en el barrio, y estaban terminando de construir sus casas, y otros conocían la historia de los terrenos desocupados. Le contaron a mis padres, que una señora, que vivía en un coqueto barrio del centro, era la dueña. Comprar ese terreno, había sido una inversión para sus ahorros, pero que no había vuelto para hacerle un mantenimiento. El dueño original, era un hombre que había hecho los cimientos, algunos pisos, la habitación que parecía esconderse entre la maleza, el pozo del baño y los caños para el agua, pero por alguna razón, abandonó todo y vendió. 

 Y así empezó todo, mis padres encontraron a la dueña del terreno, una señora muy amable y sin problemas económicos, que accedió a darles un plan de pagos, con cuotas muy bajas imagino, pero que para mis padres, representaban un terrible sacrificio. 

 Mientras tanto, mi hermana debía comenzar las clases y mi madre escuchó que en las cercanías, se inauguraba, una escuela municipal, que prometía mucho más de lo que finalmente fue posible. El colegio era de educación primaria, con salón para festejar eventos, sala de proyección y televisión, taller de manualidades, vacunatorio, un escenario que daba a un muy amplio patio cubierto y cada aula tenía enormes ventanales que daban al patio externo. En su interior de cada aula, un baño para niñas y otro para varones, nunca volví a ver un colegio tan bonito al momento de estrenarse, incluso las nenas teníamos en el baño jabón y toalla rosa y los nenes, celeste. Pero, como lo perfecto es ilusión, el patio externo no tenía paredón para cercar los límites del colegio, el lugar en que se encontraba era medio descampado y para llegar, había que cruzar un puentecito, que sinceramente, daba miedo. 

 El principio del fin, comenzó cuando las autoridades del colegio perdieron el control sobre los alumnos y todo fue caos, al punto que había pocas maestras con la vocación y el coraje suficiente para enfrentar a algunas familias que ostentaban su ignorancia y su falta de normas básicas de conducta.

 Ese año, se autorizó a que los niños de cinco años, comenzaran primer grado, siempre que cumplieran años antes de Junio. Yo cumplo años en Julio, pero mi madre, por medio de una vecina, vio la posibilidad de conseguir trabajo en una agencia de empleos, para lograr sumar esfuerzos con mi padre y comprar el terreno tan ansiado. Fue así, que mi madre, fue al colegio a plantearles esta problemática, esperando una solución, ya que mi hermana iba a comenzar el colegio, pero yo ni había empezado el jardín de infantes. La salida fue, que si aprobaba un examen de madurez, ingresaría a primer grado, aún sin ter la edad suficiente. Fue algo sencillo, pero a mi timidez, le dio taquicardia. Una lectura donde se intercalaban palabras con dibujos, que debía memorizar y saber en que lugar de la lectura encajaban. Afortunadamente para el bien familiar, aprobé.

 Recuerdo el primer día de clase, vino a tocar las canciones patrias, la banda Municipal. Y allí estábamos paradas las nenas, con los guardapolvos nuevos, las vinchas y los guantes blancos, temblando bajo la inclemencia del frío y del viento. Nos enseñaron el aula y quedamos deslumbrados, mi maestra, "la señorita Susy", estaba recién recibida y con sus diecinueve años, nos enseñó a leer en cursiva e imprenta mayúscula. Mi desafío era poder escribir sobre el renglón y escribir con el cuaderno sobre la mesita, porque lo escondía para escribir, porque me daba vergüenza que alguien me corrigiera.

 Durante un tiempo, me sentaron con un compañero que era repetidor y bastante revoltoso, pero, nos llevábamos muy bien, yo le hacía barquitos y avioncitos de papel, porque él no sabía y él me alentaba para que no tenga tanto miedo.

 No me gustaba el mate cosido con leche, porque estaba medio amargo y muy caliente, así que solo comía pan o chocolatada cuando había cumpleaños. Tenía una compañera que era más grande que yo y creo que jugaba a que yo era su hija, pero yo no la pasaba bien, entonces mi madre fue a hablar con mi maestra y a partir de ese momento, ella estuvo más pendiente de mí. Recuerdo un día, en que esta compañera, me tomó de la mano y me llevó al patio antes que tocara el timbre y nos retaron a las dos, a ella la mandaron a dirección y como yo comencé a llorar, mi maestra me dejó en un rincón y me dijo que cuando dejara de llorar me fuera a dirección, y obviamente, traté de mantenerme en ese estado, para no ver a la directora.

 La señorita Susy, siempre venía con su longplay de María Elena Walsh, cuando se casó, nos llevó a un teatro del centro, a ver "La Reina Batata" y nos regaló una bolsita de golosinas a cada uno.    

 Mis padres, ya habían hecho amigos en el barrio y como todos estábamos en una situación similar, la buena voluntad y la colaboración era una constante entre todos. Muchos ayudaron a cortar la maleza, pasto puna, enormes plantas de ruda y todo tipo de alimañas, hasta una víbora que mi padre mató con la pala. 

 Imagino el cansancio extremo de llegar del trabajo y seguir con la pala hasta que comenzaba a faltar la luz, pero no se quejaba, se lo veía contento con los avances. 

En algún momento, la situación se tornó muy incómoda, y eso, apresuró la mudanza. Los vecinos vinieron a colaborar con algunos materiales para que pudiéramos hacer habitable el lugar, incluso, en una situación muy precaria. El que más colaboró, fue un vecino de la esquina, el dueño del kiosco, el papá de Roly, con el que se forjaría un linda amistad, incluso con su hijo, que venía todos los días a casa, para que mi padre le enseñara a arreglar radios y televisores. Roly, tenía unos quince años y con el tiempo, consiguió trabajo de acomodador en el cine. Él nos conseguía entradas, con la condición, que mi padre le hiciera churros o pastelitos. En realidad, era como un juego divertido, nos complotábamos para decirle que las películas eran de Gardel, y de pronto, estaba Sandro cantando en la pantalla... sospecho que sí lo sabía, pero era muy divertido.  

 Al año siguiente, mi madre nos cambió de colegio. La 36, era un colegio más pequeño, pero lo recuerdo con cariño. Mi hermana curso sexto grado con una maestra de apellido Cuervo. La relación entre la maestra, mi hermana y mi madre fue espantosa y terminó peor... mi hermana repitió ese año, porque las exigencias eran inescrupulosas. Por mi parte, todo era más tranquilo, conocí a mi amiga Elisa y jugábamos en los recreos, con muchas sonrisas, ya que a las dos, nos gustaban las mismas cosas. Mi maestra, era muy buena y se enfermó casi a fin de año. La suplente, creo que se llamaba Noemí, como yo y recuerdo el último día, no regaló unas lapiceras y lloramos todos, porque no queríamos que se fuera. 

 Ese año, íbamos al colegio, con el hijo de Alicia, la amiga de mi madre. El nene se llamaba José Luis y éramos compañeros de curso. A la mañana nos llevaba mi madre y después se iba a trabajar y a la vuelta, volvíamos caminando con mi hermana. 

Ese año, la maestra nos hizo salir al patio para ver la nieve, porque hacía muchos años que no se veía esta escena en Mar del Plata. 

 Al año siguiente, a mi hermana la anotaron en la escuela 26 y yo hice tercer grado en la 36, en turno intermedio. en esa época, saber las tablas, y poder hacer cálculos mentales, era muy importante, por lo que practicábamos a diario y en algún momento de la semana, se nos repartía tarjetas repartidas en forma aleatoria, con un título, para darle rienda suelta a la imaginación, mientras acomodábamos letras en una redacción. Lo que más recuerdo de ese año, es haber aprendido la Marcha de San Lorenzo y que me iba todos los días con una compañera, que a la vez, era mi amiga y vivía a la vuelta de casa. Nos iba a buscar su hermano y volvíamos riéndonos. A la tarde, ella me invitaba a hacer la tarea a su casa y después mirábamos el show de Gaby, Fofó y Miliqui juntas. Fueron unos años, en que en casa no teníamos luz, por lo tanto, solo veíamos algún programa en la casa de algún vecino y realmente todos funcionábamos como una gran familia, claro... con los desagradables de siempre. Mi madre modista y mi padre electricista, eran únicos en su oficio e intercambiaban favores con los vecinos.

Recuerdo con tristeza la noche, tal vez de ahí me quedó el ser medio noctámbula, Teníamos la luz de un farol y el frio era implacable con nuestro escaso poder de calefaccionar la casa. Comíamos temprano, entre anécdotas graciosas y enseñanzas de Jesús y Martín Fierro, referencias de cabecera de mi padre. Algunas veces, terminábamos de cenar y leíamos revistas de historietas, Patoruzú, Patoruzito, Nippur de Lagash, alguna fotonovela, historias de Corín Tellado y muchas otras revistas, que debías cuidar, porque al día siguiente, se intercambiaban a bajo costo, por otra revista usada. También, le contaba a mi hermana, los capítulos de Meteoro, que había visto en casa de mi tía Luisa, podría decirse que era fan de "el rey de las pistas" jajaja.

 Finalmente, en cuarto grado, mi madre, me inscribió en la escuela 26, con mi hermana, porque era mucho más práctica la ida, ya que tomábamos el colectivo con mi madre, nosotras bajábamos en la puerta del colegio y ella seguía hasta su trabajo. A la vuelta cruzábamos la calle y volvíamos solas a casa.

Antes de entrar, íbamos al kiosco de la esquina, y comprábamos un paquetito de Manon y el agua, se tomaba con el vasito plegable que llevábamos en el bolsillo. 

Mi hermana, terminó la primaria con dos medallas de asistencia perfecta y yo con una, porque siempre fuí muy friolenta, y me costaba salir de la cama. Los días de paro, también íbamos al colegio, porque mi madre debía ir a trabajar, por lo que tocaba caminar unas cincuenta cuadras.

 La categoría de A, B, C o D, en los colegios, marcaba tus supuestas capacidades intelectuales y de conducta. Yo pasé de tercero A a cuarto A, pero en unos meses, me pasaron al B, porque mi maestra dijo que escribía lento. Ella no tenía idea de la tristeza que me provocó, sentía que cada vez que algún pote se vaciaba, yo era la última cucharada... bastante dramático, pero así soy jajaja. 

 Mi experiencia en el B, también fue muy satisfactoria, ya que mi maestra sin gritar, nos mantenía siempre en perfecto orden, a pesar de ser un grado de casi cincuenta alumnos. Cantábamos Alfonsina y el Mar, porque era la patrona del colegio y yo no podía evitar ponerme triste, por la crudeza de la letra, obviamente, había sido explicada en detalle por la maestra. Con los años, aprendí a apreciar su inmenso talento.

El colegio era muy grande y en los recreos veías chicos jugando en todos los rincones, Manchas, rondas, soga, elástico, bolitas y figuritas, bajo el sol del medio día y el honor del elegido para llevar la pesada cartera de la maestra.

Ese año, se nos destacaba a cuarto B, como el curso con mejor conducta del colegio, a pesar de que algunos compañeritos eran medio inquietos. Al que pegaba, lo sentaban conmigo de vez en cuando, y se calmaba, era como un spa jajaja. Increíblemente, nos llevábamos muy bien y hasta me defendía cuando era necesario. Otro de mis compañeros, me decía que se quería casar conmigo y era tan molesto, que me hacía enojar Mi compañero de banco, era un nene muy bueno, que falleció su mamá ese año, por lo que estuvo unos días sin asistir al colegio, pero cuando regresó, hablaba de su mamá en presente y yo no sabía que contestarle, me sentía muy triste,

 Comencé quinto grado en la 26 y por motivos de seguridad, mis padres decidieron vender la casa, ya terminada, gracias al sacrificio de mi padre que, en los veranos, caminaba bajo el sol y sobre la arena. Todos los veranos, se ponía el uniforme blanco y la gorrita, para vender barquillos, gaseosa y helados en la playa, porque el turismo repuntaba la economía y así se compraron los materiales para la casa que él levantó con sus maños y con la ayuda de un tío que sabía de construcción. 

Todos los veranos, mi tía Luisa me venía a buscar al finalizar las clases y a veces, pasaba los tres meses de vacaciones en su casa, jugando con Marcela, Silvia y Javier, quien había planeado a los cuatro años, una boda entre nosotros y con una luna de miel en Córdoba, a la iríamos, obviamente... con sus hermanas jajaja. También jugábamos con otros chicos del barrio, recuerdo a uno de ellos, que se llamaba Omar y tenía un carácter bastante complicado. 

 Con los años, un día, nos dejaron ir solos al cine en Mercedes, fuimos a ver "Un mundo feliz" y "Había una vez un circo", al salir, los chicos no habían ido al baño y terminaron dejándolos pasar en el baño de una cochería, el resto, esperamos entre los coches fúnebres y salimos espantados. Lo peor, fue que a la vuelta nos retaron, porque habíamos tardado mucho buscando baño y ya era oscuro. Cuando nos vieron llegar suspiraron... bueno, no existían los celulares. Y otra anécdota tiene que ver con jugar al carnaval en la calle y a la noche al corso de Mercedes. Del carnaval, solo me gustaba llenar las bombitas, porque era guerra de nenas contra varones y ellos tenían más fuerza para arrojarlas. De los corsos, las carrozas y las comparsas, el resto era todo espuma en los ojos y en la boca. aunque con los años, se usaban un tipo de antiparras de plástico, bueno, igual era divertido ver a todos dirigirse en masa al centro para disfrutar de ese acontecimiento, en el que a ningún niño, se le cruzaba por la mente molestar a un adulto y los más viejitos, lo miraban sentados.

 Des pedirse del barrio... y de mi casa, tan iluminada y tan linda a mis ojos. Despedirme de esos árboles a los que me subía, imaginando que era mi departamento o los que soportaban nuestro peso, al sostener la hamaca que había hecho mi padre. Despedirme de esas muñequitas de papel que tan minuciosamente dibujábamos con mi hermana. Despedirme de mi amiga Bety, que vivía en la vereda de enfrente y de  los chicos del barrio, con quienes jugábamos todas las tardes. Despedirme del jardín de mi madre y de su huerta, de observarla tirando agua con jabón en las partes donde no había pasto, para que la tierra no se levante. Despedirme de esas navidades donde el vecino de enfrente, un señor solitario, que nos compartió su agua cuando todavía no teníamos, llegó una noche de navidad, con una caja llena de cosas ricas y cenó con nosotros. Despedirme de las tortas fritas y la invitación frecuente de Alicia, la amiga de mi mamá y madre de mi compañero José Luis. Despedirme de esos gestos que tenían mis padres, incluso con desconocidos, cuando veían a personas en problemas, como esa vez, que mi madre hizo entrar a una señora mayor con su nieto, porque los vio resguardarse bajo un árbol, mientras una lluvia torrencial, los sometía al frío más cruel y el aguacero no dejó ningún lugar para la tibieza. Ella les preparó un té, los puso cerca del fuego y les dio de comer. O cuando  traía a la bebé de al lado de mi casa, para bañarla y darle leche con una mamadera improvisada, porque su mamá, que aún era una niña, la dejaba en el patio solita y su abuela trabajaba para que pudieran sobrevivir.

 Despedirme de esa infancia tan pura, de unos niños con carencia de cosas materiales y en algunos casos, también de afecto, pero jugando entre el viento y los peligros, con los ojos llenos de inocencia.

 

jueves, 5 de junio de 2025

Mujer camaleón

                                                            https://youtu.be/XHwUNIgAb2g
 Solo esta vez, diré esto que siento,

no importa que digas, yo ya no te creo.

Los lazos de sangre no te detuvieron,

yo te llamé amiga, hermana te quiero.


 No te llamé loca... esa fue tu excusa,

no te he traicionado, te confié mis dudas.

Recuerdo esas veces que fuiste tan dura,

que ni te importaba... ¿O era tortura?


Nada me sorprende, algo lo gritaba.

y vi esa sonrisa, cuando me dañaban.

Decime otra vez lo ingrata que he sido.

ya no te creeré, ¡Qué pena! Te has ido.


A veces dudaba, buscaba argumentos,

mujer camaleón, me creí tus cuentos.

No sabés aún, quien casi te expone,

antes de morir, hizo confesiones.


No importa, deseo que encuentres tu rumbo.

ya saqué tu flecha, de engaño vetusto.

¡Que seas feliz, que llegue abundancia!

No vuelvas, no insistas, hoy ya no me atrapas.


Tuviste el amparo de los mil intentos,

lo tomaste todo... lo tiraste al suelo.

Yo la vi a ella, llorando a escondidas,

pidiendo por vos... ¡Y vos sos tan fría!


¿Qué te hizo la vida‽ No sé explicarlo,

tal vez, me ocultaron lo que fue pasando.

Ya no te protejo con la excusa frágil,

y no te confundas... ya sé valorarme.


¡Tanto llanto amargo! Cómo una mordaza,

_Ella si te quiere ... aunque te maltrata,

después se disculpa, debes valorarlo,

se grabó a fuego... aprendí a acéptalo.


Me llevó mil años y mucho maltrato,

entender al fin, que todo fue falso.

Dejé que esa mano, que apretó mí pecho,

abriera la puerta a demonios nuevos.


No te deseo mal, mí amor fue sincero,

hice lo que pude y no me arrepiento.

Mujer camaleón, no daré consejos,

que Dios sea quien juzgue lo que fue acierto.


No busco que apruebes algo de estás letras,

no pretendo nada... tampoco pretendas.

Solo exhalo ahora, está sombra impropia,

para no arrastrar...  ¡Nunca más deshonra!


Norma.



martes, 3 de junio de 2025

¿Qué es el amor?


 ¿Qué es el amor en el mundo? Y se lucen los poetas,

los filósofos, las musas, los chamanes y las ciencias.

¿Qué es el amor en el mundo? Y las historias no cesan,

cada uno en su dolor, en su relato o su espera.


¿Qué es el amor en el cosmos? Tal vez, no tenga frontera,

o solo será energía, que fluye formando estrellas.

¿Qué es el amor en el cosmos? ¿Será explosión o es esencia?,

o solo el pulso perpetuo, que emana de esta Tierra.


¿Qué es el amor en el hombre? Y lo observa con cautela,

pero las palabras faltan... o se enfrentan en contienda.

¿Qué es el amor en el hombre? Y sonríen con certeza.

pero el amor no es tan fácil, o se siente... o se destierra.


¿Qué es el amor en el sabio? Es la eternidad abierta,

es, SIN MUERTE, he escuchado, con absoluta agudeza.

¿Qué es el amor dice el sabio? Y no piensa en la pareja,

busca caminos eternos, de magnetismo... y materia


 ¿Qué es el amor en la madre? Es engendrar la pureza,

es enfrentarse a la muerte, por cada vida que llega.

 ¿Qué es el amor en la madre? Es según lo que se espera,

si lo honra, es en luz... si lo padece, la enfrenta.


 ¿Qué es el amor en un niño? Es la expresión más correcta,

es amarse, y amar tanto, que no cuestiona... le afecta.

 ¿Qué es el amor en un niño? Es abrazar sin frontera, 

sin juicios en los valores... sin los escudos que pesan.


¿Qué es el amor a la vida? Es apreciar su vehemencia,

la belleza en paisajes, los colores... su imponencia,

esa expresión del perfume, esa lluvia en su clemencia,

es creer en el humano y su bondad en la inocencia.


 ¿Qué es el amor en mi? Es libertad en conciencia,

es la magia en los sentidos, es cuidar en la prudencia.

Es abrazar hasta el tiempo, es valorar lo que llega,

y es amarse en dignidad, para que fluya la entrega. 


Norma.



domingo, 1 de junio de 2025

A PESAR DE TODO Capítulo 3 "La decisión"

 


 Llegó el día en que mi padre, parecía haber encontrado la solución para que la familia volviera a reunirse. 

 La noche que nos preparamos para regresar a Mar del Plata, cenamos temprano y tratamos de dormir ni bien nos acostamos, pero yo ya tenía el hábito de no dormirme tan temprano y me costó poder sumergirme en ese extraño mundo de los sueños.

 En el silencio de la noche, se escuchaba la bocina de algún tren, por la cercanía que tenía la casa de mis tíos de la estación Mercedes. 

 El reloj de cuerda, sonaría a las cuatro de la madrugada. El frío y el sueño, conspiraban para que la confusión ralentizara los pasos y provocara en mi una sensación de incomodidad y temblor.

 Mis tíos nos acompañaron a la estación y nos ayudaron a subir las valijas. En aquellos años, los andenes eran bajos, por lo que los pasajeros, estaban obligados, a subir dos o tres escalones y las puertas eran más angostas, complicando así la tarea de acomodar las pesadas valijas y los bolsos.

 Sinceramente no recuerdo el viaje, supongo que me habré dormido, hasta el obligado trasbordo en Liniers, pero, si había asientos vacíos, era más fácil improvisar una camita con unas mantas.

 El reencuentro con mi padre fue feliz, pero, a pesar de no tener una imagen clara del momento, si creo haberlo visto más delgado y más bronceado.

 El departamentito era muy pequeñito, porque formaba parte de la casa que estaba al frente del terreno, pero dividido con una pared, y al fondo, vivía el hijo de la dueña de casa, al que mencionaré como Mucha ( porque ese era su apellido), con su mujer y sus tres hijos, con los que jugaríamos, porque teníamos un patio en común. Mi madre intentó enseñarles algunas normas de conducta de principios lógicos, pero por momentos, la ignorancia, los hacía caer en extremos, donde el bienestar de sus hijos era puesto en peligro.

 Mucha, era un personaje irresponsable y "ventajero", que aprovechándose del oficio de mi padre y valiéndose de sus contactos para encontrar trabajo, solo iba y venía, mientras mi padre se esforzaba al máximo, para cumplir con los pedidos. El caso es, que faltaban pagos de trabajos entregados y ese dinero nunca llegaban Las excusas se acumulaban, hasta que empezó a faltar la comida, mientras que ellos, no disminuías en nada su forma de vivir. 

 No recuerdo muy bien que pasó, e incluso, todo pudo haber sido mucho más grave de lo que me contaron. Solo me contaron que mi padre descubrió, ya sea porque fue a hablar, o porque lo dedujo, que todos los pagos se habían hecho en el tiempo estipulado, pero nosotros no habíamos recibido más que migajas. Así fue que mi padre, un hombre pacífico y amante del diálogo, fue a confrontar a Mucha, enardecido por la injusticia, furioso por todo lo que había trabajado y por la tremenda situación que estábamos padeciendo. Me contaron, que como se decía en el barrio, mi padre lo quiso "agarrar a trompadas" y Mucha, se escondió a su casa, lo que provocó que alguien llamara a la policía por los gritos, pero obviamente, que el reclamo de mi padre fue justificado.

 Mi tía Luisa y mi tío Tito, llegaron de Mercedes, supongo que después de recibir alguna carta o telegrama de mi madre, porque en esa época, poca gente tenía teléfono. Creo que en esos días, operaron a mi hermana, y cuando despertó de la anestesia, yo estaba tan cerca, que me pegó sin querer y una enfermera llamada Celeste, me trajo un cuaderno y unos lápices, para calmar mi llanto.

 Algo se conversó entre los adultos, y de tarde, dejé a mi familia y viaje, con mis tíos a Mercedes... solo tenía cuatro años. 

 Tomamos el tren ya de noche y supongo que habré extrañado y habré llorado mucho, no lo recuerdo. Mis tíos estaban muy preocupados por contener mi angustia, y esa noche, conocí lo que era el camarote de un tren y no recuerdo bien porque, pero pasamos una segunda noche en un pequeño hotel.

 Mis días en Mercedes, pasados las primeras angustias y los llantos, eran soñados. Al despertar, tenía el vestidito que iba a usar por la mañana, planchado en el fondo de mi cama y en el piso, los zapatitos lustrados y con talco. Mis tíos, compraron una estufa más grande para el invierno y se volvió tradición, hacerme dulce de higos casero, como postre para el almuerzo y mi tía me hacía todas las tardes, para la merienda, una torta de limón casera.

 Por las tardes, después de la hora de la siesta, mi tía, me preparaba la bañera con espuma para bañarme, después merendaba y usaba un vestidito "de salir", con mis pulseras, anillo y cadenita de oro, que aunque hoy, parece irreal, era posible y cotidiano para todos. Este ritual, era para salir a comprar con mi tía o para salir a jugar con los chicos que vivían al lado de la casa de mi tía, Marcela, Silvia y Javier. Ya en la calle, se sumaban otros chicos del barrio y en verano, a menos que a alguno, le tocara vacaciones, era reunión obligatoria para rondas, manchas, rayuelas, saltar a la soga o al elástico, y eso se prolongó por muchos veranos hasta que se nos escapó la infancia. Y cada tanto cortábamos el juego, para ver las luciérnagas que encendían y apagaban su magia, en un terreno que no había sido vendido y del que a veces, cortábamos hinojo y lo íbamos a lavar para comerlo.

 Este momento único de la tarde, se veía interrumpido por la cena y después, padres o abuelos, salían con sus sillas a la vereda, y mientras ellos conversaban, nosotros continuábamos en juego hasta las once de la noche aproximadamente.

 Fue mi primer invierno con ellos. Aprovechaban los días de lluvia, para acomodar o remarcar la mercadería de la tienda, situación que me fascinaba, porque podía ayudar y observar las telas, las puntillas, los botones etc

 Las cartas llegaban de vez en cuando y el intercambio era muy lento, pero me fui adaptando. Mi tía respondía por mi y me leía las correspondencias que llegaban desde Mar del Plata.

Yo tenía un placarcito con mis vestiditos perfectamente planchados y mis tapaditos. Mi tía Anita y mi tío Jorge, vivían en el campo, pero a ella le encantaba la ciudad, y siempre visitaba a sus hermanos, por lo tanto, la veía con frecuencia. Cuando pasaba por la casa de mi tía Luisa, se llevaba algunas telas para hacerme unos vestiditos, ya que todas mis tías eran modistas, y mi abuela también, pero lamentablemente había fallecido cuatro años antes de mi nacimiento.

 La casa de mi tía era muy amplia y luminosa, pero el patio y el fondo... eran mi lugar mágico, de exploración y fantasía. Al salir de la cocina, estaba la galería, donde he visto a mis tíos, elaborar jabón, vino y conservas de todo tipo. Después, por la izquierda,  el piletón del patio, donde jugaba, con juguetes heredados de mis primos y unas sillitas chiquitas de paja. A continuación, el galponcito de las herramientas, el horno de barro, un inmenso gallinero y al fondo, una enorme higuera de higos rojos. Al costado del gallinero había flores y los pasillos eran de piedritas.

 En el centro, una gran parra de uvas negras, rosadas y blancas, un patio de ladrillos y la quinta de mi tío, con frutillas, pepinos, tomates, zanahorias, zapallos, varios tipos de lechugas y seguramente había mucha más verdura que no recuerdo, árboles de mandarinas, limones, ciruelas, duraznos, naranjas y otra gran higuera de higos amarillos. 

 A la derecha, sobre el frete, la casa tenía un garaje, que alquilaban, y a continuación,  un gran espacio para los rosales de varios colores, todos, dentro de un cerco, y más al fondo, otras flores y árboles. Para dividir el terreno de mi tía del de la casa de mis amigas. Un alambre tejido con ligustro dividía el terreno de mi tía del de los vecinos y al fondo, una puertita de reja, que comunicaba las dos casas, para asistir al vecino por si surgía alguna emergencia.

 Ese año, fue marcado por la llegada del hombre a la luna, y lo recuerdo, porque fue la madrugada posterior a mi cumpleaños número cinco. Y allí estuvimos, con sueño, parados frente a un televisor, en donde, con dificultad, podíamos apenas distinguir una sombras que presumíamos como el gran evento del que estábamos siendo testigos.

 Mi cumpleaños número cinco, no fue lo que hubiese preferido, a pesar del empeño de mis primos. Vinieron mis primas y algunos vecinitos, pero... en un momento se fueron para hacerme una broma, supongo, y terminé llorando... como siempre. Divertido, en el verano, era el cumpleaños de una de mis amigas. Su familia, era muy amable y simpática, sobre todo, los abuelos. 

El conflicto se desató, cuando uno de mis tíos, se enteró que mis padres iban a aceptar que mis tíos me adopten, para que tenga una mejor vida y mi tía ya me había dicho que solo necesitaban mis papeles para reservar mi vacante en un colegio privado y en una escuela de danzas flamencas, ya elegidas. Este tío que no estuvo de acuerdo, habló con mi madre, para que reflexionara sobre la decisión, y finalmente, llegaron a la conclusión, que yo decidiría con quien quedarme.

 Después de un año de vivir con mis tíos, debía volver a Mar del Plata, y elegir cuál sería mi destino. Yo lloraba, porque ya no quería volver, aunque sí extrañaba a mis padres y mi hermana. Definitivamente, no tenía idea a que tenía que enfrentarme, y mucho menos, que al definir mi futuro, arrastraría una extraña sensación que me hace pensar que estoy de mas o que siempre molesto.

 Mi tía me había prometido, que antes de ir a Mar del Plata, iba a  llevarme a pasear a Palermo y cumplió. Era un día de calor, pero de mucho viento, y para sacarme una foto, me pusieron invisibles en el pelo, para que no salga despeinada. Mi tía eligió un fotógrafo de esos que quedaban en los lagos de Palermo, con sus cámaras enormes en trípodes y una tela oscura por detrás, donde se ubicaba el fotógrafo.

 Mientras tanto, mis padres, se habían ido del lugar en el que vivíamos. a causa de las peleas y unos vecinos que vivían enfrente, les habían prestado parte de su gran terreno, para que instalaran una casa prefabricada.

 Recuerdo que golpeamos la puerta, mi madre abrió la puerta, me abrazó y nos pusimos a llorar. Después mi padre me abrazó y el contraste era grande. Mi hermana, quería convencerme, que en ningún lugar podría estar mejor que con ellos y después fue a buscar una moneda de un peso que tenía guardada y fuimos al kiosco a comprar caramelos.

 Ya de tardecita, debía tomar una decisión. Recuerdo que vi a todos con lágrimas en los ojos y a mi hermana llorando con desesperación. No sé como, pero tuve la lucidez, de elegir la inocencia de mi hermana y su generosidad de compartir conmigo la moneda que estaba guardando desde hacía mucho tiempo. Mi tío, miró mi bolsito amarillo con mi ropa aún en el interior y dijo una frase que nadie olvidaría... _¿Volverá algún día ese bolsito a casa?.. 

 Y como no podía ser de otra forma, la vida sería más dura a partir de ese momento, pero siempre volvería en vacaciones a la casa de mis tíos, hasta que, a mis trece años, falleció mi tío Tito a los ochenta años.

 

miércoles, 28 de mayo de 2025

Calma




 No sé que paso... en ese momento,

en manto de paz, se abrió un comienzo.

Ya no está la inquietud que ayer dolía,

algo puede influir... será poesía.


Esa urgencia aplacó el panorama,

una estela de luz vuelve a mi alma,

un susurro sin voz, de mar y rosas,

una escena feliz, algo borrosa.


¿Dime cielo qué es, qué ha pasado?

¿Qué sucede al silencio más aplacado?

Si las nubes no huyeron y ni huye el frío...

¿Qué cambió allá afuera... o es dentro mío?


No voy a cuestionar, la calma es oro,

revivo en la esperanza, cierro los ojos.

No quiero encrucijadas, ni dos caminos.

recibo honestidad como designio.


Ese sol que al fin se abre, cesó la lluvia,

esos ojos abiertos, que ya no dudan.

esos brazos cansados, ahora tranquilos,

esos ojos tan tristes, ahora con brillo.


Si quieren decir, que digan, que saquen todo,

si la verdad es fuerte, afianza logros.

¿Quién tirará la piedra con maños limpias?

¿Quién juzgará, si es reo en la justicia?


Voy a mirar las flores que aún resisten,

voy a dar gracias siempre, si sobreviven.

Esas pequeñas joyas, son muy valiosas,

esas que no se piden... que crecen solas.


Una mirada larga, que llega al fondo,

"brazos de sol" que cubren los años rotos.

Esa dulzura nueva que aprende pasos,

que solo guarda el fruto de aquel pasado.


Este bello paisajes, huele a sonrisas,

remanso de días largos, que pierden prisa.

Comienza a moldear futuro... pasión e ideas,

y cuando llega la noche... se cuenta estrellas.


Norma



domingo, 25 de mayo de 2025

Los cantares de un juglar


 Hoy, te cuento una historia, que tal vez no se comprenda,

tal vez, por ser tan extraña, por barroca... o por extensa.

 Érase una vez un cuento y una niña soñadora, 

con los miedos adosados, que la pintaban con sombra. 


 Una vida en restricciones, sin libertad... bajo el yugo,

de aceptar los menosprecios, lo que se puede, y su rumbo.

Sometida al desarraigo y el dolor en despedidas.

a callar, por ser amable, sin defender su valía.


 Sus ojos quedaban fijos, en lo preciado... perfecto,

de su libertad asertiva como legado de ejemplo.

Y así pasaron los años, con su faro de incentivo.

Él, fue su historia bella, ella, vivía en su limbo.


Y aunque el mundo no veía, él se acercó sin miedo,

y aunque fuera un privilegio, se sintió con desconcierto.

No es verdad, que no soñara con quedarse a su lado,

pero el suelo se movía, permaneciendo en su encanto.


La vida los llevó lejos, fue su recuerdo sagrado,

el intocable, el supremo... de imperturbable legado.

Ella, llorando muy triste, pidiendo al cielo la suerte,

de acordarse de quien era, y porque sonreía siempre.


El tiempo la acorraló, solo él podía contarle,

el cielo borró otra opción, para poder encontrarse.

Ella, le explicó sin filtro, el lugar que habitaba,

donde seguía en recuerdos, idealizado... en la magia.


Ella, nunca advirtió, que caminos abriría,

ni si a él le afectaría tanto, el aluvión de caricias.

Nunca tuvo la intención de afectar algún entorno,

solo quiso regalar, algo guardado... muy hondo.


Todo se dio muy bonito, muy extraño... muy sincero,

él sin decir, dijo mucho, ella se jugó con miedos.

Él, la encontró en madrugadas, la consoló, la sostuvo,

ella, le sumó a su cuento, lo que descubrió sin muros.


Él, se fue y regresó, con su carta despechada,

¿Y se enojaba con ella por someterlo a una trampa?

Ella, lo pasó por alto, porque solo lo extrañaba,

él, munido de talento, siempre volvía y se aislaba.


Ella, no quería soltarlo, quería que al fin hablaran ,

esos ojos tan profundos, al tenerlo cara a cara.

Él, proponía un espera, de años y más distancia,

ella, hizo oídos sordos, porque no se conformaba.


Él, tomó las decisiones y la empujó hacia la escarcha,

ella, se sintió morir y se abrazó a sus palabras.

Solo mover una pieza, hubiera cambiado todo,

pero, se creyó el relato y lo empujó bien al fondo..


Ella, se aferró a su cambio, con el dolor en las venas,

no entendió porque encontraba, solo momentos de pena.

Sus hijos como bandera y el silencio como escudo.

se convirtió en la guerrera, en la muralla del mundo.


Y el universo pactaba, otro vuelta involuntaria,

ella jamás volvería... un ángel tendió una trampa.

Solo por curiosidad, leyó una frase olvidada,

pero algo conspiró, abriendo puertas selladas.


Y no lo pudo creer, él la aceptó de inmediato,

ella no podía entender lo que sintió... ¿Era un trato?

Y rescató los momentos que la música traía...

otra vez esa promesa, que ahora sí comprendería.


Su impulso fue marcharse, pero quiso ver más lejos,

para cerrar esa historia, o vivirla por completo.

Su desafío más cruel, fue encontrar su mirada,

pero debía ser fuerte, alguien más lo acompañaba.


Y sostuvo sus entrañas que dolían, desgarradas,

y observo su sonrisa, en la inocencia clavada.

Y la mirada tan triste, de un guerrero hacía el calvario,

le dijo que no lo suelte... su corazón va fallando.


 Y se deshizo de bichos, drenadores de energía,

y se concentró en sus ojos, esos que aún conmovían.

Y se dijo, _ ¡Se valiente!, aquí no habrá garantías,

no jugarás a ganar, solo a amate... y ser digna.


Y los mensajes llegaron, entre tristeza y poesía,

ella, enfriaba el llanto, por no ceder a la huida..

Él, nunca entendería, que el amor no se resigna,

que el tiempo no borra nada, cuando el cielo lo dicta.


Y así, pasó tanto tiempo, que ella se fue alejando,

el aire se volvió turbio, entre sus vicios y encantos.

Y una noche lo entendió, siempre fue lobo enjaulado,

presa de sus instintos... quisieron domesticarlo.


¿Y qué hacer ante los retos de la niebla entristecida?

Ella, se hizo fuerte y resistió su embestida,

él, no supo que hizo, toda esa fuerza expandida,

y presume que es muy fácil aceptar una utopía.



Ahora, no es rencor lo que se impone en distancia,

es no aceptar el dolor, de ocupar lo que si mancha.

Y a pesar de tanto amor, resignarse a no ser nada,

con la confianza partida, por destrozar la esperanza.


Tal vez, lo cante un juglar, en algún nivel sin tiempo,

y se esté romantizando, como un amor sin aciertos,

pero decreta en certeza, que será la última espera,

porque uno de los dos, no volverá a esta tierra. 


lunes, 19 de mayo de 2025

No es verdad que yo lo ignoro

 




Si el agua es el tiempo, y la copa es la vida,

¿Quién fracturó el cristal y me dreno sin medida?

Y fui yo, con mis dos manos, sin proteger mis heridas,

sin aprender que no existe, el final que pretendía.


Y no voy a decir gracias por la experiencia adquirida,

ni es que vea peldaños, para encontrar la salida.

Si es verdad que estos muros, son de lava endurecida,

de dolor y de impotencia, por estar enmudecida.


No es verdad que yo lo ignoro, y tal vez preferiría,

si es verdad que en silencio, se revelo la partida.

Lo lamento, ya no hay tiempo y me golpeó la ironía,

la desilusión es grande y los plazos... perspectivas.


La realidad es el viento, que abofetea en su huida,

es entender sin rostro, es pretender que existía.

Que el sol era una vela, atrapada sin salida,

y yo le ofrecí los años, que tal vez, ni merecía.


Lo admito, fui muy ingenua, hasta que cayó la ficha,

ahora no hay más misterio, fue lo que no quería.

No agradezco la enseñanza, no fue lo que yo pedía,

solo un puñado de errores y realidades nocivas.


Tal vez, si agradezco el hecho de romper con esa brida, 

y ahora, que decida el cielo qué acontece y qué se activa.

Y seguiré caminando, ya no espero una utopía,

y no soy la superada, que agradece la embestida.


Me doy permiso de ser, quien me defienda y me elija.

¡Ni se atrevan a insinuar algo que nunca abriga!

No quise lo que pasó... una historia sin malicia,

con amores retorcidos, a distancia... en codicia.


Y declaro por mi bien, no tolero la avaricia,

no necesito a nadie que me guarde en su desdicha,

que deje como opción, mientras regala y mezquina,

que sacrifique mi tiempo, por alargar la agonía.


¿Y quiénes se habrán creído los que no lo admitirían?

Los que ofrecieron banquetes y me dejaron las migas.

Los que han tomado todo, como si fuera un estigma,

y jerarquizan, y explican... sobre palabras vacías.


sábado, 17 de mayo de 2025

A PESAR DE TODO... Capítulo 2: "Nos esperaba el mar"

 


Tal vez, no recuerde todos los detalles, pero tengo algunos recuerdos que aún se sienten con esa mezcla de alegría e inocencia, esa magia que se duerme, cuando el mundo impone una visión velada de lo que existe.

 Llegamos a Mar del Plata, unos meses antes de mi cuarto cumpleaños. 

 El mar, nos recibió con ese encanto salvaje e infinito y la espuma de su vaivén. La inmensidad de sus médanos suaves, salpicados de rayitos de sol, y ese viento incansable, que ondeaba los banderines de alerta, cuando el imprevisto ritmo de las olas, amenaza con tragarse todo a su paso. 

 El cielo, era como una gran pantalla de anuncios publicitarios, algunos eran dibujados por avionetas que desplegaban un arte mágico, que nos impedía despegar los ojos del cielo, hasta que las frases se completaran.

 Sobre el bullicio de la arena, caminaban los vendedores ambulantes de barquillos, helados, gaseosas y algunas propuestas más. Mientras que, los círculos de aplausos, anunciaban un alerta, para padres que habían perdido de vista a sus hijos. Los guardavidas y las boyas solo tenían movimientos pendulares, sin abandonar su posición y la infaltable advertencia de los adultos, _¡Cuidado con las aguas vivas!

 Lo increíble, era como el viento barría las calles y la ciudad lucía impecable. La llegada de los primeros turistas, era muy notoria y se hacía un poco más difícil caminar por las veredas. Mientras que los inviernos, se tornaban muy crueles en y el trabajo disminuía cuando la muchedumbre se alejaba y la ciudad retomaba su calma solitaria, solo apreciable, para los que resistíamos las tormentas y la furia del mar golpeando las rocas y las escolleras, que invadían su espacio perpetuo. 

De ese tiempo, arrastro dos ¿traumas?. El primero, cuando una pequeña ola me empujó y caí bajo el agua salada. Aunque todo sucedió en segundos, sentí que al abrir los ojos me ardían y que no podía hablar porque instintivamente sabía que eso no era posible. Aunque fue una experiencia mínima, porque mi madre me levanto en segundos, se me activó un miedo exagerado al agua que podía derribarme y asfixiarme también.

 El otro episodio que me marcó, fue por esa idea de querer caminar sola y contar con la ventaja de tener una mano muy chiquita, lo que me permitía deslizarme y soltarme de las manos que me cuidaba. El caso es, que mis padres decidieron darme una lección y me dejaron zafarme y caminar sola entre la gente, hasta que me di cuenta de mi soledad, y una chica, que estaba con un payaso, que vestía una peluca muy colorida y su cara caracterizada, se agacharon para contener mi llanto desesperado. Calculo que como mis padres estaban siguiéndome sin que los vea, esto no tardó ni un minuto, pero... a partir de ese suceso, no me solté más y me causan mucho rechazo los payasos, mimos y cualquier tipo de máscaras o maquillajes que desdibujen un rostro humano.

Recuerdo las últimas  noches en Mercedes, cuando sentíamos miedo, mi madre trababa las puertas con muebles por las noches y dormíamos con un velador prendido, porque mi padre tuvo que viajar en tres ocasiones a Mar del Plata, hasta que finalmente, fueron contratados como encargados en un hotel en la calle Chacabuco al 3.600. El hotel no era grande, creo que tenía tres pisos y en la terraza, vivía una familia en un pequeño departamento, en forma permanente. 

 Recuerdo que, viviendo en el hotel, mi padre, hizo para nosotras y para los nenes de la familia que vivía en la terraza, unos pajaritos que silbaban cuando el viento hacía girar sus colas, ya que en el otro extremo del palito, un clavo se deslizaba sobre una chapita y así se producía el sonido. El resto del pajarito, era de cartulina de colores y en la cola, tres plumas de cartulina, cumplían la función de molinete. En algunas ocasiones, nos armaba barriletes, trompos y otras distracciones.

 Mis padres, eran personas muy sociables y solidarias, por ese motivo, hacían amistad con facilidad. No sé como se formó el vínculo, pero mi hermana jugaba con una vecinita, y yo... solo miraba, porque era muy tímida. Recuerdo que jugaban con un Pata Pata, que era toda una novedad en esos días.

 Era muy divertido, cuando recorríamos por los pasillos del hotel, ya que generalmente, las habitaciones estaban vacías. Olvidé algunos detalles, pero se que dormíamos en camas superpuestas y la de mi hermana era la que estaba arriba, porque yo era muy chiquita.

 Para mi cumpleaños, mi madre me hizo una torta y la decoración fue con gajos de mandarinas, porque me gustaban mucho. Supongo que la situación económica estaba medio complicada, pero yo la recuerdo con mucha alegría. Se me viene a la memoria una imagen de ese día, la luz entraba por una ventana iluminando la mesa en la que mi madre había ubicado la torta, y yo, soplaba las velas, arrodillada en una silla. 

 Una tarde, en que pasó un vendedor, con la promesa de transformar una pantalla de televisión en blanco y negro, a color. Aclaro que estoy situando esta escena en 1968, para que se pueda tomar dimensión del significado de la propuesta. Todos nos reunimos, en torno al televisor, para presenciar el milagro, pero... el señor sacó una especie de celuloide, con rayas de colores y lo adhirió al vidrio, mientras observábamos con desconfianza, una transmisión que sí se veía en colores, pero con rayas horizontales azules, verdes, amarillas etc. No logró convencer a mis padres, pero bueno, evidentemente me impactó supongo, sino tal vez no lo recordaría. 

 Una día, mis padres nos contaron que, habían vendido el hotel y los nuevos dueños iban a prescindir del personal. Para nosotras fue triste, pero para mis padres, fue demoledor. Sin pérdida de tiempo, buscaron solucionar esta impactante noticia y las medidas fueron desesperadas. Buscaron un depósito para los muebles, nosotras tres, mi madre, mi hermana y yo, nos fuimos a Mercedes a casa de mi tía Luisa y mi padre, se quedó en Mar del Plata, buscando trabajo y una nueva vivienda.

 La odisea, duró tres meses y tampoco fue lo mejor, pero en esas circunstancias, era lo posible. Mi tía Luisa, era mi madrina y hermana mayor de mi madre. Su casa era muy amplia y prolija, con una habitación de huéspedes muy cómoda. Era un cuarto muy luminoso con una ventana grande que daba a patio de la casa.

 Mi tío Tito y mi tía Luisa, vivían solos, porque no habían podido tener hijos. El hall de entrada, estaba acondicionado de tal manera, que habían podido instalar una tienda, en la que vendían telas, hilos, cintas, puntillas, botones, cierres, galones etc. Creo que ese es el origen de mi fascinación por estos elementos, que los ciento como óleo para un artista plástico.

 Mi madre confeccionaba delantales, manteles, servilletas y otras prendas, para vender en la tienda, como retribución a la ayuda que estábamos recibiendo.

 Después de tres largos meses, mi padre había encontrado un pequeño departamentito y un supuesto socio, con el que armarían radios, para otra persona. Y así comenzaba otro capítulo en nuestra vida...  

 

 


lunes, 5 de mayo de 2025

A PESAR DE TODO... Capítulo1: "Mis primeros recuerdos"

 

A PESAR DE TODO…

 Capítulo 1: “Mis primeros recuerdos”

                                                           https://youtu.be/AUaw31j_jWo
 Nací una fría madrugada de Julio, con la luna en cuarto creciente, sobre el cielo de Parque Patricios.

 Fui la más pequeña de las dos familias, la materna y la paterna. Mis padres se casaron con treinta y treinta y cinco años, detalle que hoy hablaría de responsabilidad de planeación familiar, pero en su contexto, no se comprendía con ese razonamiento.

 Es la historia de una mujer que había sobrevivido a una triste historia amorosa, con un desenlace de desilusión y muchos chismes y un hombre algo inmaduro, que tenía un encanto muy especial y un talento muy marcado para el arte y la innovación.

 La unión no fue fácil, porque mi madre, pensaba quedarse en su soltería, atendiendo el almacén de “Ramos Generales” de mis abuelos y rechazando “candidatos”, porque ya no quería sufrir.

 Por otro lado, mi padre, era un pelirrojo con mucha paciencia y un buen humor, que te hacía reír sin ganas, pero… su fama de “mujeriego”, hacía que mi abuela lo sacara corriendo con la escoba. Alguna vez, lo cuestionamos con mi hermana, por esa anécdota que cada tanto surgía, de cuando tuvo que salir corriendo, porque se le juntaron cuatro de sus “novias” en la plaza principal de su ciudad natal. Él se reía, mientras respondía, que “eso se termina cuando te enamoras”.

 Mi madre nos contaba que la esperó un mes, para poder besarla por primera vez y eso, entre otras cosas la conquistó.

 Realmente, por muchos años, intuimos que algo había pasado ese día, por el contraste de la alegría en el rostro de mi padre y la tristeza en la mirada de ella en la foto de su casamiento. Ella siempre respondía que se debía a que estaba cansada, porque se había levantado temprano para atender el almacén… ¿El día de su boda? Con los años, y por la infidencia de una tía, supe que mis abuelos maternos habían rechazado esta unión, no solo por la “fama” de mi padre, sino, porque era menor que mi madre y porque tampoco su condición social era acorde al bienestar que pretendían para sus hijas.

 De todas formas, el amor pudo más, y al año, nació mi hermanita Iris María, una pelirrojita que, lamentablemente no conocí, porque falleció a los dos días, debido a una insuficiencia respiratoria, que según dichos de mi madre, se debió a mala praxis, o falta de tecnología en el hospital. No tuvimos foto de ella, pero mi madre siempre guardaba una foto de una revista que recortó una tía, porque decía que ese bebé era idéntico a ella.

 Tardaron dos años en recuperarse en parte, de esa pérdida tan dolorosa, pero finalmente, llegó mi hermana Cecilia. Ella fue esa luz que volvió a iluminar sus corazones, después de tantas lágrimas y desbordó su amor incondicional, sus atenciones y todos sus sueños aplazados por la fatalidad del destino.

 Y después de cuatro años, nací yo (Volvamos al inicio). Tenía apariencia muy frágil, hablaba en voz bajita, con un cabello rubiecito y muy finito, que me cortaban a la altura donde comenzaban los bucles, para que no llorara cuando me lo peinaban. Comía muy lento y la anécdota, era que cuando ya estaba satisfecha, era imposible tentarme con algo más. Era muy sensible y lloraba con facilidad, incluso, cuando me aplaudían en los cumpleaños. Cuando tenía sueño, pedía” upa” y recordaba a quien me acunara, que cuando me durmiera, me sacaran los zapatitos.

 Recuerdo que un día, a la hora de la siesta, (en esa época era una obligación dormir, haciendo un corte en el día, porque la gente se levantaba muy temprano y las mamis estaban en casa, para supervisar ese ritual) yo me levanté decida a tomar mate, pero… no me gustaba el gusto de la yerba, así que, decidí tomar mates de azúcar y agua fría, porque tenía dos años, y no podía calentar el agua… y sí.

 Mis padres se levantaron y no pudieron creer lo que veían. Yo, sentada en la galería que daba al patio trasero, en el “etate” (Silloncito de madera con posa brazos, pintado en colores pastel, que había construido mi padre para mi hermana), sorbiendo “mi infusión”, con total normalidad, mirando los árboles frutales que teníamos en el fondo de la casa, que alquilábamos en Mercedes, provincia de Buenos Aires, en donde vivimos hasta mis tres años.  Por supuesto, la escena fue narrada a todos los que llegaban a casa y provocó muchas risas, pero yo no entendía donde estaba la gracia, ya que, ellos siempre tomaban mate y no tenía nada de particular.

 También recuerdo, que a veces, memorizaba parte de las tareas del colegio de mi hermana, porque ella estudiaba repitiendo en voz alta. Así, aprendí la fecha de llegada de Colón a América, una poesía a San Martín y bueno, también una vez le firmé un boletín, pero bueno… se aprende del ejemplo.

 Alquilábamos una casa con un fondo grande, lleno de árboles. Era una zona de casaquinta y la nuestra, era de las primeras, donde los terrenos no eran tan grandes.

 Por las tardes, salíamos salir a la puerta, a la hora en que mi padre volvía de la fábrica, él nos esperaba en la esquina con su Siambretta y nosotras corríamos a saludarlo, entonces, nos subía, a mi hermana atrás y a mi, adelante y nos llevaba hasta casa, que era donde terminaba la calle.

 En una ocasión, mi madre tuvo que salir por un momento, y mi hermana decidió que era momento de lavarme la cabeza, pero no pudo enjuagarme, así que, cuando llegó mi madre, todo era un caos, de llanto, espuma y agua. Y hablando de burbujas… en esa época, los programas infantiles solían dar ideas, poco chequeadas, diría yo. Las instrucciones eran: poner detergente en un vaso, absorber de ese líquido con una bombilla y soplar para hacer burbujas. Mi hermana tenía la técnica, pero yo no, así que conocí el gusto del detergente, que más tarde se pasó, con un plato de sopa.

 En frente de nuestra casa, vivía mi amiga María José, medio año más chica que yo, pero con más incentivos, ya que tenía más recursos y su casa siempre se llenaba de gente, porque sus padres eran jóvenes profesionales, simpáticas y sociables. Desde que nos despertábamos, comenzaban los cruces de una casa ala otra, porque nuestras madres supervisaban y no había peligros. Ella tenía un cuartito lleno de juguetes nuevos, pero prefería jugar con la “pepona” de mi hermana o un payasito, que era nuestro. Su mamá la retaba porque tenía la costumbre de dar vuelta el bolsón de juguetes y desparramaba todo ni bien nos juntábamos.

 En los años compartidos, la vi tirarse a la gran piscina que tenían sus padres y ellos tirarse detrás, con la desesperación de que pudiera ahogarse, a pesar de la precaución que habían tenido de construir una pequeña para ella.

 Una vez nos retaron, y creo que lloré (para variar), aunque después se rieron mucho. Estábamos jugando con una pelota y como yo tardé en devolverla, me dijo: _Pasame la pelota, pelotu… (tal vez de ahí mi trauma, jajaja).

 Su mamá me presto su sillita alta, una noche que mi madre fue hospitalizada, con la sospecha de haber perdido un embarazo. Compartió con nosotras la varicela y alguna que otra gripe, porque era imposible que no se cruzara y se subiera a nuestras camas cuando estábamos enfermas. Para jugar, me cambiaba su triciclo nuevo, por el mío, reciclado de mis primos y una muñeca nueva por una viejita nuestra, cuando se iba de vacaciones.

 Cuando nos fuimos de Mercedes, su mamá nos regaló dos muñecas preciosas, que nos robaron en un depósito de muebles en Mar del Plata.

 Recuerdo su carita llena de lágrimas en los brazos de sus padres, esa noche que nos mudamos. Unos años después, la visitamos en su nuevo domicilio y volvió a dar vuelta su bolsa de juguetes y otra vez el llanto de la despedida, creo haber tenido ocho años entonces, y no nos volvimos a ver.

sábado, 3 de mayo de 2025

Solo hablo de mí

                                                           https://youtu.be/5ITUC7rPu0s

Solo hablo de mí, no quiero ganzúas,

no tengo las llaves, ni me salto dudas.

No tengo las claves, no escudriño nada,

no quiero forzar... no sirve de nada.


No tengo la fuerza... tampoco me falta,

hoy tengo la fe que todo me aplaca,

me dice al oído, que lo mío llega,

que nadie ha podido matar la vehemencia.


Que no me preocupe... y yo no comprendo,

que no es de hojalata, es rugido intenso,

que nunca fue en vano, a pesar del cerco,

vas a agradecerlo... no llores el tiempo.


Solo hablo de mí, eso es lo que puedo,

porque ya no quiero habitar misterios.

Me dicen que nunca el sol ha fallado,

que se ha escondido, que esta eclipsado.


¡Reclama lo tuyo! hay un documento,

firmado con sangre y todos los sellos.

¡Relaja los hombros y cierra los ojos!

Llegan bendiciones... no serán de otros.


¡Atráelo, pide!.. No muevas ni un dedo,

solo hablo de mí, porque es muy complejo.

A veces desisto, a veces me enojo,

resisto, y me aferro a un falta poco.


Y quiero explicarlo "¿Sabes lo que pasa?",

aunque dentro mío, sé que no hace falta.

Esto es tan frustrante, como alzar las manos,

y sentir estrellas que no has alcanzado.


Como abrir los brazos y estrechar el aire,

como esa certeza sin corroborarse.

Como estar parada tras de un cortina

y escuchar las voces... y solo adivinas.


Solo hablo de mí... porque son certezas,

porque es muy injusto resistir esperas.

Y no hay garantías, la nube es de niebla,

solo me aseguran tiempo de cosecha.


Norma.

martes, 29 de abril de 2025

Porque los días son cortos, cuando intento retenerlos



                                                             https://youtu.be/ZOWoat365uc

Hoy caminé con mi hija, sin un rumbo...  y algo lento.

hoy desperté con un sol, que bailaba entre mis sueños.

Hoy, ya sé que esas ganas, han pulido un par de versos,

que desbordan y comprimen, ese espacio en mi universo.


Y que parece tan sencillo, pero también es complejo,

que me desarma y enoja, porque aún no lo comprendo,

como se han fundido años, en la fragua del intento,

cuando el camino más corto, perfilaba varios yerros.


 Y ahora sí, ya tengo planes, algo cuerdos o imperfectos,

porque si es pausa, te duele, porque si es hoy... no lo tengo,

porque el silencio es de humo y los sonidos, reflejos,

porque los días son cortos, cuando intento retenerlos.


Y me abrazo a esta calma, para evitar desalientos,

junto a la luz de una llama, que tal vez, vivió milenios.

Esas tormentas de arena que enceguecen un desierto,

no pueden tapar el sol, con su desbordado aliento.


No me siento a un costado, hoy camino por el medio,

en la alfombra de hojarasca, de este Otoño inquieto,

que salpica con sus ocres, esparcidos por el viento,

y me recuerda un presente, que aún no trae el Invierno.


Esta bien, no espero nada, y ahora sí que lo siento,

porque no estoy en la cola, para ver lo que merezco,

porque ya se que no importa, quien se llene de pretextos,

eso no define nada... solo puedo ver los hechos.


Porque la vida es más corta que las prórrogas sin eco,

porque no lastimo a nadie, si defiendo mis esfuerzos.

No me niego a ver las flores que me lleguen del acierto,

si llega a tiempo, será... sino, me reinventaré de nuevo.


Norma.


miércoles, 23 de abril de 2025

Sensible

                                                https://www.youtube.com/watch?v=rPytAuV_q9k
A veces se siente suave, en los ojos de algún niño,

a veces, se siente intenso, abrazando con cariño.

Por momentos, es tortura adherida a la espalda,

o un llanto tan intenso, que destruye la mirada.


Y ya lo he escuchado todo, me tildan de exagerada,

que la percepción no es prueba que conduzca la pisada.

Que vivir así es de tontos, que no debo preocuparme,

pero no sienten que siento, cuando comienzo a callarme.


¿Y por qué te enoja eso?, soltá eso que desarma,

¿Y por qué te afecta tanto?... mejor, no contesto nada.

Tal vez, sea coincidencia... no te persigas por nada,

y que todo te resbale, no te quedes atrapada.


Y yo digo, _Puede ser... pero no me evita nada,

y así, vuelvo a mi silencio, donde nacen las palabras.

Donde no puedo evitar que me afecte lo improbable,

donde me sacude el clima, o la densidad del aire.


A veces, parece un don, otras, es una debacle,

pero no puedo evitarlo... y mi mutismo lo sabe.

Siento frío, aunque el trueno, sea tormenta de verano,

y me angustio sin razón, por motivos que no cargo.


Es inútil insistir, cuando algo adentro alerta,

y ya sé que va a doler, porque sé que va de vuelta.

Yo, ya conocí el desprecio y a los suicidas sin muerte,

con un pie en el abismo y el otro que sostiene.


Realmente estoy cansada, y ya no soy marioneta,

ya no habrá titiriteros recreando su opereta.

Sí que aprendí en el hielo, y morí en la inclemencia,

y en esos mundos ajenos, se desgarró mi inocencia.


 Ser sensible es valentía... caminar en un pantano,

sobrevivir es difícil, es perderle el miedo al llanto,

es esa vista empañada, por las lágrimas que brotan,

es secárselas, seguir, sin reclamos... en las sombras.


Nadie maneja mis tiempos, porque no hay garantías,

porque solo agoto todo, hasta encontrar la salida.

No espero que me elijan, porque no dependo de eso,

me vulnera lo sensible, pero la opción no es lo opuesto.


Norma.












sábado, 12 de abril de 2025

Y tengo mucho más que contarte.



 Hola! Cómo estás? Hoy quiero contarte algo muy extraño, o tal vez, más común de lo que entiendo ¿Quién sabe?
 Te cuento, que por años, no podía sentarme y escuchar música, puede que sea porque vivía en una lucha constante, a consecuencia de quedar atrapada en una emboscada, que prometía varios años de tristeza, hasta mostrarme la salida.
 
Un día, después de mucho tiempo y sin querer, comenzaron a pasar cosas... ¿Insólitas? Unas palabra de un estribillo, "Es  imposible..." y no entendía el resto, porque dónde trabajaba, se superponían varios temas a la vez, y no sé si era el tono de la voz, o la nota alcanzada, pero, se repetía en mi mente una y otra vez. Y obvio, mi espíritu curioso, no pudo con la duda, hasta que finalmente, lo encontré... "El único habitante de tu piel".
 
Y un tiempito antes, sin querer, no sé ni como, envié una solicitud de amistad y me sorprendió. Yo estaba terminando una relación muy complicada, que había despertado en mí, una faceta que nunca había experimentado, o sí, pero no con ese efecto. Fue una defesa despiadada por mi dignidad. 

 ¿Y cómo unimos todo esto? Volvió una canción sugerida en mi pasado, que en el final, hablaba de abrir ventanas y ver el sol... y a mí, el sol me fascina, me revive, me calma. Solo una canción, pero me puso de pie nuevamente y mandé al demonio a su propio infierno. Y me dije... ¡Qué poder! ¡Impresionante!, el marcador indicaba 2 a 0.

 Y al principio, no entendía, varias coincidencia, solo eso. Después, "I dont't wan to talk about it..." y confieso, que tuve que buscar la lera traducida, porque mi inglés... jajaja, mejor ni hablar. Pero aún, sin estar segura de que lo que estaba entendiendo estaba bien, me hacía llorar y no podía evitarlo. Y así, no paré de tener sugerencias de temas, que parecían hablarme directamente... admito también, que cuando se sumaron los mensajes, que al principio deseché, por no sentirme una perseguida, bueno... ya no supe que pensar, sentí que el universo, Dios, o no sé... pero algo me estaban queriendo decir. En la locura de las coincidencias y mi resistencia a creer, hasta la IA y sus imágenes, comprendían mejor que yo, las imágenes para ilustrar mis poesías, hasta diría que con dos palabras, superaban ampliamente mis propuestas más elaboradas.

 Y si... no lo puedo contar, algunas cosas, solo tienen sentido en el interior. Y cuando quise comprender esa devoción de mi infancia "Otras vidas", y cuando no podía explicarme algunas actitudes, "Yo quería" o "Sincerándome". Y yo no los buscaba, solo eran sugerencias... "This is love", "Lady, lady, lady", "La incondicional", "todavía no te olvido", "Mandy", "Fría como el viento", "bed of  roses", y temas que había escuchado alguna vez, pero es posible, que ni siquiera había profundizado en sus letras. Y son muchísimas canciones, que me hacen pensar, y juro que no las busco, solo aparecen.

 "I do it for you", "Glory of love", "Que lo nuestro se quede nuestro", "Ya pasará", "Más fuerte que yo", "Esta ausencia", "Tú", "Para tí" y es una sucesión diaria, por eso no busco, solo acepto... por algo será. Lo gracioso es, que es hasta cuando voy a la mercería, hoy me recibió "No existe el olvido", en la verdulería, o donde vaya que suene alguna música con el mismo fin. Bueno, el chino, es la excepción, porque no tengo forma de memorizar una frase jajaja.
 
En fin, frases con las que me despierto, como "Ahora, que todo es nada, y que nada, es mucho"... y más. 
Hoy, volví a casa y los vecinos e internet, me dejaron, "Lo dejaría todo", "el destino", ""Serás", "Eye of the,  tiger", "Devuélveme el corazón" y... muchas más, que no recuerdo o me dan vergüenza jajaja.

 Que se yo, me acompañan mientras trabajo, pero las tristes... me hacen llorar y de vez en cuando, aparecen.

 Y tengo mucho más para contarte, pero ya con esto, estoy al límite de ser tildada de loca, así que, lo dejo acá.
 También tengo las que comento en otros canales, tal vez, no tan conocidos, pero, que merecen toda mi admiración.

Norma💓
  


  


viernes, 4 de abril de 2025

Trasmutar

 

                                                            https://youtu.be/SsI9DJ2aLHY

Extraño caminar, descansar en pensamientos,

y disfrutar esos veranos, de este tiempo.

Y ordenar las emociones con los pasos,

de relajarme por veredas... o en el pasto.


La gente dice que no hay paz, que todo es caos,

que ya la vida, te la quitan por centavos,

que se han perdido los valores... que no hay nada,

que volveremos a caer... ¡Nadie nos salva!


Y yo, rebelde ante el rumor, pido que crean,

que son un grupo de perversos y no son prueba,

que la balanza se ha inclinado y perseveran,

los que resisten en coraje, se acrecientan.


Algunos tienen, las censuras que los atan,

otros, son presas del entorno o la ignorancia.

Se hace grande el corazón, si son honestos,

y en la simpleza de sus vidas, son ejemplo.


Abrazo a esa humanidad con intenciones,

a los que luchan en silencios y sinsabores,

esos, que traen su verdad en los bolsillos,

los que no van a reprochar...tienen principios.


No entiendo el juego de ambición y los maltratos,

los sí exigen sin medir... y nunca han dado,

esos que piden por derechos que no ganan,

los que abusaron de otros seres... los desangran.


Son minorías insufribles... desahuciadas,

que por absurda pretensión, canjean su alma.

Y yo los vi, con su maldad en pleno día,

pavor y llanto por las noches... pesadillas.


Los tuve cerca y sus ojos son oscuros,

están vacíos, son cadáveres sin rumbo.

Son como cuerpos habitados por demonios,

como vandálicos dementes... perentorio. .


En su ceguera, no entendieron lo que entregan,

 y al fin y al cabo, se han perdido en su torpeza.

Pierden la paz, que da el amor en la mirada,

esa inocencia que abrazaron en la infancia.


Pero, hay héroes en silencio... cotidianos,

los que trabajan por el pan...  y dan la mano.

Los que aún sueñan con justicia y entereza,

esos, que abrazan sin pedir las recompensas.


Esos humanos, que un error los avergüenza,

pero, que saben a levantarse en la tormenta.

Esos que ganan las medallas impalpables,

esos que lloran, que se indignan... y son amables.


¡Qué obra tan perfecta el ser humano!,

somos perfecta inspiración... somos milagro.

Con esa luz angelical, polvo de estrellas,

y con la fuerza de huracán en las barreras.


La vida es corta y ser feliz, el desafío,

eso que hiciste, fue valor y compromiso.

El mundo puede ser infierno, en la tristeza,

o transmutar en paraíso, si lo esperas.


Norma.

lunes, 31 de marzo de 2025

Ese poema que me conmovía


Perdoné mentiras, soledad, venganzas,

solo pedía a cambio, que no me engañaran,

que me fueran fiel... pedía respeto,

todos prometían, pero... ¿Lo cumplieron?


Hoy, no es un problema, ya es el pasado,

pero, dejó un trauma, que se va calmando.

Coqueteo expuesto, humillante escena,

fingir cortesía... aunque yo sufriera.


Salí de esa trampa, con la ayuda exacta,

borraron los sueños, con crueles palabras.

Y allí estuvo él, sostuvo mi mano,

llegó en el momento, justo e impensado.


Y creí que estaba, solo con su carta,

pero, si fue así... cedió ante una trampa.

Y, apenas si pude, gritar incoherencias,

porque las canciones, nunca fueron pruebas.


Después, un demonio, metería sus garras,

en esas heridas, que aún no cerraban.

Exhibí inocente, mis debilidades,

y abusó de todo... para torturarme.


Fueron muchos años, y fue mi victoria,

me daba lo mismo, si se iba con otra.

Un fraude su pose, de hombre educado,

solo un resentido, por varios fracasos.


Algo quedó vivo, entre tanta lucha,

diálogo frustrado... un café en la bruma.

La historia inconclusa, que siempre he cuidado,

que abrazó mi alma en segundo plano.


Preguntó mi hija, con quién volvería,

le expliqué de alguien, único en mi vida,

nunca hacía falta explicarle nada,

era transparente para su mirada.


Conexión de letras... ¡Crucial en mi vida!

perdí ese poema que me conmovía,

¡Si que era sublime!.. lo ame en la distancia,

y ya no lo encuentro... ¿Será que aún lo guarda?


Norma 


  

jueves, 27 de marzo de 2025

Algo se susurra

                                                          https://youtu.be/4oeVmRAWeOA

Que me explique alguien, qué estoy sintiendo,

¿Por qué esa angustia me golpea el pecho?

Nerviosismo ansioso, como un gran misterio,

se acelera el pulso... y me va envolviendo.

 

Hago lo que sé, y aprendo... si apruebo,

Tal vez, no sea mío lo que estoy sintiendo.

A veces me pasa... es con los que quiero,

algo se susurra desde los silencios.


Y no sé que es, supongo, es interno,

¿Será qué lo sabe? ¿Estaré en lo cierto?

Algo está pasando, un flujo de eventos,

se siente intrigante... y no sé si es bueno.


Es verdad, se extraña, más allá del tiempo,

diálogos perfectos, aún sin acuerdos.

Confianza y certezas, de espalda y recuerdos, 

prometí un abrazo y... cuenta con eso.


Algo me preocupa, me alerta y me llama,

aunque el tiempo pase... no ha pasado nada.

Vi dos aves grandes volando muy alto,

majestuoso giros, despliegue de encanto.


Algo me da miedo y a la vez me abraza,

tal vez, sea el momento de romper murallas.

Al final, si quiero, enfrentar el reto,

no importa que pase, quiero comprenderlo.


Y estaré de nuevo, desde un nuevo sitio,

Sin saber siquiera, si será un delirio.

No quiero sentir que pasó la vida,

con la doble imagen de quien elegía.


No tengo certezas, solo los recuerdos,

algo no ha cambiado, solo está en silencio.

Compañera, amiga o quizás... mi espejo,

con un beso enorme tatuaré este verso.


Norma.🌹