A veces se siente suave, en los ojos de algún niño,
a veces, se siente intenso, abrazando con cariño.
Por momentos, es tortura adherida a la espalda,
o un llanto tan intenso, que destruye la mirada.
Y ya lo he escuchado todo, me tildan de exagerada,
que la percepción no es prueba que conduzca la pisada.
Que vivir así es de tontos, que no debo preocuparme,
pero no sienten que siento, cuando comienzo a callarme.
¿Y por qué te enoja eso?, soltá eso que desarma,
¿Y por qué te afecta tanto?... mejor, no contesto nada.
Tal vez, sea coincidencia... no te persigas por nada,
y que todo te resbale, no te quedes atrapada.
Y yo digo, _Puede ser... pero no me evita nada,
y así, vuelvo a mi silencio, donde nacen las palabras.
Donde no puedo evitar que me afecte lo improbable,
donde me sacude el clima, o la densidad del aire.
A veces, parece un don, otras, es una debacle,
pero no puedo evitarlo... y mi mutismo lo sabe.
Siento frío, aunque el trueno, sea tormenta de verano,
y me angustio sin razón, por motivos que no cargo.
Es inútil insistir, cuando algo adentro alerta,
y ya sé que va a doler, porque sé que va de vuelta.
Yo, ya conocí el desprecio y a los suicidas sin muerte,
con un pie en el abismo y el otro que sostiene.
Realmente estoy cansada, y ya no soy marioneta,
ya no habrá titiriteros recreando su opereta.
Sí que aprendí en el hielo, y morí en la inclemencia,
y en esos mundos ajenos, se desgarró mi inocencia.
Ser sensible es valentía... caminar en un pantano,
sobrevivir es difícil, es perderle el miedo al llanto,
es esa vista empañada, por las lágrimas que brotan,
es secárselas, seguir, sin reclamos... en las sombras.
Nadie maneja mis tiempos, porque no hay garantías,
porque solo agoto todo, hasta encontrar la salida.
No espero que me elijan, porque no dependo de eso,
me vulnera lo sensible, pero la opción no es lo opuesto.
Norma.