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martes, 16 de septiembre de 2025

Así lo veo yo.


 Algunos se quejan de la tecnología y otros la idolatran... ¿Quién tiene razón? Tal vez nadie en realidad... o todos, que es más o menos lo mismo.
 Muchos niños y no tan niños, viven presos por la estimulación de imágenes y las respuestas rápidas, confían más en un consejo del chatgpt, que en el de un humano... ¿Está bien?, a veces sí, y otras veces, es mejor corroborar. El tema, es que es algunos campos, la IA, es extraordinaria, porque supera ampliamente la capacidad humana, porque carece de interferencias emocionales. Pero, no deberíamos deshumanizarnos para encajar en la tecnología, debería ser solo una herramienta fabulosa, para encontrar soluciones en medicina, arqueología, y en muchas áreas donde no hemos encontrado respuestas satisfactorias.

 El tema es, el daño y el beneficio para las generaciones futuras, por la frustración que genera tener que invertir esfuerzo, disciplina y tiempo, en proyectos, o metas de autosuperación, ya que, aprendieron que todo se resuelve de manera instantánea, solo con una elección de segundos... ¿Está mal? Tal vez, nada sea malo en realidad, es no aferrarse a los extremos, es saber equilibrar, es evitar siempre los extremos, porque el humano, no tiene que ser perfecto, solo tiene que aprender a volver a equilibrarse una y otra vez.

 La gente se queja de todo, no agradecen nada de lo que tienen, lo asumen como un derecho adquirido, solo por hacerle el favor a la vida de seguir respirando... ¿Suena raro dicho así? Tal vez, sí, pero eso hacen, incluso andan por la vida enojados y frustrados, por todo lo que les falta adquirir. Y bueno, no digo que no nos pase a todos en ocasiones, pero, otra vez, buscar un equilibrio, podría sacarnos de sufrimiento no necesario.

 Yo trato de explicar, solo si a alguien le interesa, como veo la vida hace unos años. Yo creo que es como si alguien ( llámese Dios, Sr. Universo, o rellene cada uno ese dato), alquilara un parque de diversiones por un tiempo, y decide, regalarle pases libres a todos los juegos, a muchas personas, que considera valiosas. Algunos, entran corriendo en grupos que se dispersan para hacer la cola en el juego más tentador, pero... llevan carteras, camperas u otros objetos personales, que deciden no llevar encima. Para que todo esto suceda, designan a una persona, para que se siente y cuide todo ese bagaje de cosas, casi innecesarias, y eligen las opciones, algunos solo dan vueltas y nunca se deciden, otros elijen los juegos más extremos, y no siempre salen bien del desafío, existen también, opciones para los más tranquilos, en donde algunos de ellos descubren que no eran lo que parecían y, los que corren como locos para probar todo, pero en realidad, casi no disfrutan nada. 

 ¿Dónde está el problema? El problema es, que hay uno, o varios, que cargan con pertenencias ajenas, innecesarias o no. ¿Qué sería justo? Negociar, a mi entender es lo equilibrado, o no traer nada que no sea imprescindible. Las alternativas son muchas, pero lo equitativo podría ser, que alguien lo reemplace después de cada vuelta, para que el que cuida, tenga sus momentos de diversión y elección, y no que cada tanto, te compren un pancho y una gaseosa, para que aguantes en el puesto asignado. Ya sea, uno y uno, dos y dos... o algo así, en donde la consideración y la empatía, nos permitan compartir los derechos y las obligaciones de forma equilibrada. Nunca aceptar, el -Ahora me toca a mi, y la última hora es para vos- porque nadie te puede asegurar cuál es la -última hora- 

 Y a la salida, cuando el que invirtió tanto para tu experiencia y disfrute, te pregunte ¿La pasaste bien?.. ¿Sería justo que le digas que no supiste decir no, y te resignaste a esperar que los demás sean felices? Lo más triste, es que seguramente, no todos la pasaron bien, a pesar de tu sacrificio, y, además, tampoco te van a agradecer, porque nadie le agradece a un perchero.

 Así lo veo yo, porque lo viví, porque nadie te obliga, y es muy probable, que los que sí te quieren, te impulsen a salir del banco de las pertenencias ajenas, pero, uno se resiste, por culpa, por autocastigo o resignación. Algunos te verán como un mártir, otros, ni se acuerdan que estás ahí, y posiblemente, los que más hicieron fuerza para sacarte, y no pudieron, dirán que fue tu elección, que no te quejes.

 Por eso, ya no regalo mi tiempo en el banco, si nadie me va a reemplazar en un tiempo justo... yo ya no me siento a esperar. Es cuestión de entender que no hay escalafones de privilegio, todos tenemos derecho de vivir e intentar encontrar nuestro lugar, pero sin perjudicar a nadie en el intento.

 


Norma.

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