Y sí, así es, fui lastimada muchas veces, fui ignorada, menospreciada y podrían surgir cantidades impensadas de palabras. Y no, no me estoy victimizando, no tengo por qué. Sinceramente, no voy a a gradecer a los supuestos maestros, que a través del dolor, me han enseñado las lecciones más importantes de mi vida... NO, no pienso agradecer eso, aunque hoy se propague con mucha impunidad esa premisa. Perdón... yo no agradezco eso, me quiero lo suficiente y confío en mi capacidad de entender por medio del razonamiento, como para enaltecer tan aberrante maltrato. Y no se confundan, nadie salió visiblemente lastimado de esas escenas, jamás hubiese tolerada ni el más mínimo rasguño sobre mi cuerpo, pero... así como existen los ladrones de guante blanco, también existen los maltratadores de guante blanco. Y no minimizo ninguna situación, porque ambos son personas violentas, y hoy se sabe, pero... años atrás, se menospreciaba todo lo que no fuera visible.
No es malo amar, o ser empático, lo realmente incorrecto, es enfocarse en la persona inadecuada. El tema es... ¿Cómo saber que vamos a ser manipulados? Difícil... algunas personas son expertas en este rubro, a tal punto, que su vida, depende de desarrollar esas habilidades con el fin de ir cotando cabezas, para no verse tan bajos.
No estoy de acuerdo en agradecerle algo a estos seres, tampoco odiarlos, o planear venganzas, mirar hacia otro lado es la única salida. No romanticemos sus heridas, porque todos somos guerreros en esta vida y llevamos muchas cicatrices, pero... no nos da el derecho de seguir por la vida destruyendo todo lo que se nos cruza. Es verdad, que no siempre somos conscientes de lastimar, y aún así, lo hacemos. Lo grave, es saber que hacemos mal, y aún así, no intentar modificar nada.
Bueno, cada uno sabe qué elige. Personalmente, me equivoco más de lo que quisiera y por momentos, me paro a pensar, porque ya no sé que quiero. Y no hablo, de no pensar en que deseo con toda mi alma, que la gente que quiero, tenga salud y sea feliz... no, no es eso, es más profundo, es no entender qué hace tanta gente, destruyendo su cuerpo, a los que tiene cerca, torturando animales, arrasando con la naturaleza. Me dejan sin palabras los fanatismos en general. No entiendo, al que insulta, agrede o va más lejos incluso, para frenar un punto de vista diferente. Esto escala en deportes, artistas, religión, e ideologías de cualquier tipo. Y no niego que yo tengo mis propias creencias, pero no estoy ciega, trato de entender, y, así y todo, tal vez, tenga algunas razones firmes, como para no romper algunos principios que involucren respeto, pero con el paso de los años, pude entender algunos motivos, que antes, no podía ni suponer.
Modas grotescas, donde lo bonito es ver humanos que no parecen serlo, ideales que se contradicen entre el ser y el parecer, las muestras de inmadurez, que se revelan cuando alguien no se hace responsable de lo que genera, quebrar la confianza con una persona y tildarla de rencorosa porque le duele, o no lo entiende, excusarse diciendo que todos lo hacen, estar condicionados, por la opinión de otro humano con nuestra misma capacidad... y podría seguir con más ejemplos, pero... ¿Quién soy yo para juzgar al mundo, si también me equivoco?
Por eso, y por mucho más, suelo perderme en la nebulosa de no saber qué hago acá... tal vez, solo sea una invitada, porque así me siento. Y no es autocompasión, ni mucho menos, pero... siento que estoy cansada, y no es físico, estoy harta de tratar de entender lo que no tiene lógica ni sustento, de tratar de esperar lo que no tiene por qué llegar, de intentar no ofender, cuando cada uno reacciona según su estado de ánimo, de justificar ausencias, de ser respetuosa, cuando no tiene sentido y solo espero un consejo cuando lo pido.
Puede ser que alguien entienda lo que digo... o puede ser que no, pero esta es mi verdad.
Norma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.