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sábado, 28 de junio de 2008



Paso a paso.

Triste yo pensaba un día,
que la pobreza me acosaba en esta vida.
Las puertas las cerraban mis carencias
y mi suerte cuestionaba sin clemencia.

Se apagaba la alegría en mi mirada
resignándome al abuso de las castas.
En el piso mis ojos descansaban,
por el peso que mis ojos soportaban.

No quería revelarme ni exigir,
por pagar el precio de existir.
Mi mente anulaba día a día
las ganas de expresar mis fantasías.

Y así, saboteando aspiraciones,
me fui volviendo gris y sin pasiones.
Ni yo debía saber cuanto valía,
el precio de ser yo... y de estar viva.

Los cambios paulatinos son reales,
y así se producían dentro de mí.
Una señal de Dios creí entender
y esos lazos tan confusos desaté.

Nada sucede de la noche a la mañana,
aún cuando te crees liberada.
Camino vacilante sobre el puente
que une el futuro y el presente.

¿Qué más puedo pedir de la existencia?
si la paz al observar se me ha otorgado.
Pudiendo emocionarme en lo sencillo,
y hacer un paso a un lado de lo malo.

Un paisaje soleado, me libera,
aún buscando el sol que va a esconderse.
El perfume de las flores, me enamora,
y me estremece el agua entre las piedras.

Ficticio es el silencio absoluto,
como absurda es la profunda soledad,
si la vida brota por millones
como esencia de una inmensa eternidad.

Sin la soberbia propia del acierto,
sin la entrega propia del fracaso,
con la paciencia propia del humilde,
y el coraje de afrontar un paso a paso.

26/10/03

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