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domingo, 29 de junio de 2008



Soledad.

Como explicar la angustia de la soledad,
como entender el abismo de la impiedad.
Como expresar la zozobra y la desilusión,
como concebir el egoísmo y la depresión.

Esa sutil tristeza que hiela los huesos,
esa desazón absurda que inunda el silencio.
Ese abrazo propio, en el desasosiego,
ese infierno frío de un mutismo eterno.

Soledad de voces, soledad de amparo,
soledad de sueños resignando años.
Soledad de seres que amen la vida...
soledad de amores que nunca se olvidan.

Un destierro impropio del resto del mundo,
un siniestro caos en lo más profundo.
Un sentir que somos esclavos del miedo,
un lúgubre espacio donde no hay consuelo.

Sentimiento cruel que desgarra el alma,
sentimiento atroz que combate calma.
Sentimiento indigno que recluye al reo,
sentimiento absurdo bajo tanto cielo.

Como paradoja de ese sentimiento,
existe el “solo”, que disfruta de ello,
de encontrarse a solas frente al mar inmenso...
o solo en las noches... observar el cielo.

8/7/05

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