... Y afuera nuevamente ruge el cielo y ese aliento embravecido, reduce las suaves nubes, a simples gotas. Caen las pequeñas percusionistas, y un sonido acompasado se escucha en el silencio de la noche.
La lluvia me da escalofríos, al menos, cuando escucho los primeros truenos, y no es que me de miedo, o tenga recuerdos de haberlo tenido en la infancia, pero, si le temía al viento, y no me refiero a esas ráfagas de aire normales, o algo molestas, no... le temía a esas tormentas que embravecía al mar y sacudía los árboles que rodeaban mi casa, con la furia de coloso y la impiedad de un cazador.
Afuera, las hojas se agitan y mis ojos se hipnotizan con las grandes luces que como destellos imposibles, rompen la oscuridad del cielo.
Otro estruendo, me recuerda, que aún no se ha ido, que el melancólico murmullo del agua aún insiste en recordarme momentos de mi vida en que la naturaleza nos hace sentir lo infinito de su poderío y de lo pequeños que somos. Nos hace entender, que el más poderoso de los hombres, es nada en medio del mar, o ante la explosiva ira de un volcán. Y es ahí, en el pequeño rincón en que nos posiciona la Tierra, que aprendemos de humildad y de la gracia que nos concede, al mantenerse quieta, mientras acuna nuestros sueños, nos deja jugar en su piel y respeta su pacto con el cosmos, desde nuestro primer hálito de vida.
Me gusta acurrucarme y sentir que estoy a salvo, mientras espero que nadie padezca las consecuencias.
Cuando era chica, mi padre decía, que si llovía, era porque San Pedro estaba baldeando el cielo, y mi razonamiento, me decía que sonaba lógico. Mi madre, nos contaba anécdotas algo más dramáticas o cinematográficas, pero ya entendíamos que era su forma de ver la vida.
Y sí, también recuerdo vueltas del colegio, corridas hasta el colegio de mis hijos cargando paraguas y camperas... vueltas del trabajo, cuando me volvía caminando y llegaba empapada de pies a cabeza.
La lluvia me trae melancolía, y, a su vez, ese agradecimiento, por tener como resguardarme. Y con los años, también recuerdo haber visto hermosos arco iris y días en los que llovía con sol. Supongo, que existen miles de experiencias y alternativas diferentes, porque el planeta, es como el atelier de un artista, donde el límite existe, solo si el creativo baja los brazos y se rinde.
La lluvia, es una música relajante, que se escucha suave por momentos, y te invita a pensar, a mirar hacia adentro. A observar lo que falta, lo que sobra y lo que se queda, aún sin hacer esfuerzos.
Y finalmente... ¿Qué somos? y... ¿Para qué?, ¿Cuánta belleza o destrucción podemos generar?, ¿Qué pesa más en nuestra vida?, ¿A dónde queremos llegar?
La verdad, solo quería escribir y no pensé, solo salió.
De fondo, tenía otra pestaña abierta con música que se reproducía libremente, como sugiriendo algo, pero... ya estoy acostumbrada, imagino que el cielo me esta queriendo decir algo. Tal vez, solo sea una gran coincidencia.
. Les comparto: "Honesty", "Never be the same", "Is This love", "Mandy", "The one" y "Making love out fo nothing at all"
Norma.