Un espacio innato que se va perdiendo,
el abrigo justo a ese frío interno.
Busqué sin saber, sin verdad, sin tregua,
busqué dignidad... y estaba muy cerca.
Un abrazo tierno, palmada en la espalda,
un amor interno, con la frente alta.
Amo los paisajes que pinta abstraída,
observo detalles de sus manos tibias.
Tal vez me disculpe, por viajar muy lejos,
renuncié a su encanto, por seguir viviendo.
Me integré al salvaje sonido del viento,
me aferré al silencio que robó mi tiempo.
Me alejé del brillo de sus ojos buenos,
sangrando mi oído... escuchando al fuego.
La escondí en mi pecho, por cuidar su cielo,
pagando con creces, ese error primero.
Esa luz dorada, se enciende en mi frente,
crece en mi columna, se vuelve aliciente.
El consejo justo, que controla al ego,
que se hace grande y borra un desierto.
Tal vez, lo importante, no sea que acierte,
tal vez, no cuestione... tan solo lo acepte.
Cuándo dé mi mano, o afirme mis dichos,
yo seré tu igual... vos, serás lo mismo.
Norma