esa secreción de bilis,
esa vejación del alma,
ese funeral de irme.
El llanto al caer la tarde...
la noche dentro de mis ojos,
un trozo de vidrio en mis manos,
palomas de fuego en mis hombros.
El tiempo que corroe el clavo,
sus huellas en mi piel helada,
espinas en mis pies descalzos...
esquirlas del amor que pasa.
Colores que se han ido lejos,
caricias que no dejan nada,
destierros de un cielo ficticio...
promesas de ceniza y agua.
La entrada que era salida...
el puente quebrado en el medio,
la hora que nunca ha llegado,
el falso edén que era infierno.
Las cartas marcadas... y el miedo,
el filo de lenguas infames,
el monstruo que viste de ángel...
el fatuo ritual... el amante.
Norma Marchetti
15/4/12