En ocasiones me detengo y observo... todos están corriendo hacia cualquier sitio, no importa en realidad el motivo o el destino de esa tarea o distracción... todos huimos, giramos en círculos, ocupamos la mente con trivialidades... el motivo siempre es desoír los reclamos internos. Sin duda, la soledad nos prepara emboscadas, nos recuerda que la autosuficiencia es relativa... que el afecto es imprescindible... que un abrazo puede ser solo de los brazos, son pocos los abrazos del corazón, aunque provoquen emoción, es posible que no sea compartida. Que todos lloramos, pero pocos lo declaran... porque no es bueno exponer nuestro costado sensible y también es cierto, que no todos los que dicen llorar, realmente lo hacen.
Todos caminamos una calle angosta... algunos se dejan arrastrar por los demás, otros se detienen y los empujan, muy pocos se desplazan lentamente por los costados y una gran mayoría, corre hacia la meta, sin saber exactamente que le espera o si esta en condiciones de soportar el ritmo. El agotamiento se presenta de muchas maneras y con desesperación, buscamos recursos que nos permitan seguir en carrera, incluso, cuando el fantasma de la soledad comparte nuestra cama, se sienta a la mesa, nos acompaña sin amedrentarse, aún sabiendo que rodeado de tanta gente no debería tener un sitio... pero es fantasma... es etérea... se fusiona con nuestra espalda y no la vemos... pero pesa!.
Cuando Dios creó al hombre, dijo: "No es bueno que el hombre este solo, yo haré ayuda idónea para él" (Génesis 2:18) y más allá de las creencias religiosas, filosóficas o de cualquier índole, la conclusión es que nos necesitamos... pero nos combatimos, las relaciones se presentan como enfrentamientos en los que se miden pérdidas... una pena!!!. Todo pasa, a pesar de los esfuerzos por retener el tiempo, por "parecer" que somos mejores, por buscar ideales. La mayoría nos olvidamos que los recuerdos más lindos, son los compartidos, los que estaban cargados de sentimientos y no tienen valor material... no se compran ni se venden, nada artificial los estimula o los fomenta. Algunos creen que la felicidad esta en otro lado y la buscan con desesperación... a cualquier precio... pero un momento de emoción les demanda un tiempo irrecuperable... los sentimientos nobles enaltecen, purifican, nos dan esas dosis de felicidad auténtica, artesanal y genuina. En este pánico masivo al posible dolor, se promueve una regla fundamental... "JAMÁS TE ENAMORES"... y todo se vive como un partido de fútbol, donde debes cuidar tu arco, vos y tus seres allegados son tu equipo, entonces salís a gambetear, se supone que de tu habilidad, coraje y capacidad para armar las jugadas, depende que tu arco (corazón) quede invicto... entonces, así vamos... nos preocupamos tanto por la defensa que, ya no importa llegar al otro arco... y quedamos solos a la defensiva...
Enamorarse, comprometerse, confiar, cuidar, esperar... SENTIR... son verbos archivados, vedados en esta cultura de corazas, tarjetas de crédito, conteos de calorías y frivolidades varias... ¿Es bueno que el hombre/mujer este solo/a?...