Conocerlos.

Prefiero usar mis manos, para hablarles,
prefiero hacerlo así, para explicarles,
la hermosa experiencia que he vivido
en estos cortos años compartidos.

Creí que en dos años perdería,
un tiempo robado a mi vida,
y fue justo a la inversa, lo vivido,
ayudo a encontrar en mi alma,... el camino.

Conocerlos, fue más que interesante,
fue confiar de nuevo en lo importante.
-El mundo no es de tontos-me decían-
y eso me asustaba... no entendía,
entendí como de cierto era eso,
los que aquí se llaman tontos... van al cielo.

Compañeras, en misión de catequistas,
le dimos un giro a nuestras vidas,
comprendiendo que a pesar de ser distintas,
pudimos unirnos, respetarnos... ser amigas.

Silvia, sencillamente buena y solidaria,
Estela, sincera, real, de frente y con agallas,
Bruna, simpática, amable y siempre atenta,
escucha silenciosa... no comenta.

Lilia, disfrazando realidades,
esconde tras su chispa, sensibilidades.
Nélida, profunda en temas de la vida,
le busca la explicación, a cada respuesta compartida.

Y por último, están ellos, nuestros guías,
generosos en sus tiempos y en sus vidas,
dan en cada gesto, un testimonio,
de su entrega... con Dios comprometida.

Comprometidos también, Carlos y Antonio,
supieron compartir algunas charlas,
aunque piensen que es difícil con mujeres,
pudieron pronunciar unas palabras.

18/11/94