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miércoles, 25 de junio de 2008



Dos en un cuerpo.

Quisiera que entiendas por sonidos,
que mi boca no quiere pronunciar.
Sentimientos a los que me quiero ir aferrando,
porque en tu alma se pudieran congelar.

Convivo con dos hombres en un cuerpo,
y no puedo, aunque quiera, compensar
lo dulce y lo sereno que es uno,
lo cruel y lo impulsivo que es su igual.

Yo pude enamorarme de tus manos,
porque en ellas encontré serenidad
y pude casi odiar también tu boca,
porque de ellas salen dagas... no piedad.

Quisiera que entendieras de lo triste,
de lo solo, de lo frío, de lo mal,
que se siente mi amor sin tu abrigo,
si se marcha aquel que se hace amar.

Mensajes sin sentido, destrozados,
palabras que agonizan sin morir,
y en lo más profundo, allí, con mis recuerdos,
se quedan sin quererlo a vivir.

Porque siento que ya no te interesa
eso hermoso, que nos hace estremecer,
eso grande, que llamamos nuestro sueño,
eso inmenso, que dio vida a otro ser.

Las lágrimas no corren angustiadas,
logre endurecer mi corazón,
porque quise protegerlo de sus garras
y aislar el pensamiento de mi ser.

Mente y alma de un hombre, separadas,
mente y alma que no mienten a la vez,
porque mientras miro tus ojos resentidos...
tu alma esconde la mirada que ame.

4/5/94

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